Los habitantes del norte de China fueron invitados en el día de ayer a quedarse en sus casas ante la acometida de una enorme tormenta de arena que, procedente de Mongolia, afectó a muchas regiones y la capital, Beijing.

Los servicios meteorológicos precisaron que la tormenta, que llegó el sábado desde el norte, afectaría a gran parte del territorio chino, desde Xinjiang hasta Beijing, 3.000 kilómetros más al este.

Las autoridades recomendaron reducir al máximo posible las actividades al aire libre y, en caso de tener que salir a la calle, llamaron a hacerlo «con ropa de protección contra la arena, como la ropa de algodón, máscaras y gafas protectoras para evitar que el polvo pueda causar problemas en los ojos o en las vías respiratorias».

Las tormentas de arena ocurren con cierta frecuencia en el norte, árido, y cuando suben las temperaturas en primavera, los remolinos de polvo afectan a China, Corea del Sur, Japón o incluso Estados Unidos.

La avanzada deforestación del gigante asiático y la persistente sequía, además, agravan este fenómeno.