La semana pasada se celebró una reunión entre algunos grupos municipales del Ayuntamiento de Donostia para tratar la desaparición y muerte de Jon Anza. Todos los partidos políticos municipales fueron convocados para esta reunión por la izquierda abertzale de la capital guipuzcoana, aunque «el interés» mostrado por EA, Aralar y el PNV chocó con «el rechazo» de PP y PSOE. Según resumen los independentistas, los ediles del PP mostraron «su desacuerdo» incluso antes de recibir la invitación; por su parte, el PSOE «bloqueó la puerta del Ayuntamiento con agentes antidisturbio de la Ertzaintza y decenas de policías municipales».

Después de que allegados de Anza plantearán el caso y denunciaran «la falta de atención por parte del Consistorio donostiarra», pasaron a hablar de la necesidad de que el Ayuntamiento tome cartas en el asunto. Así, la izquierda abertzale planteó la necesidad de «garantizar la ayuda que necesita la familia de Anza por parte del Ayuntamiento», además de demandar que el Consistorio «se presente como acusación personal para aclarar todo lo ocurrido» y que «se defiendan las movilizaciones que se lleven a cabo en recuerdo de Jon».

Los grupos municipales reunidos acordaron pedir «una reunión urgente» de la Comisión de Derechos Humanos y en los próximos días oficializaron esta solicitud. Sin embargo, la izquierda abertzale lamenta que es el alcalde, Odón Elorza, el encargado de convocar esta comisión y «por la actitud mostrada hasta ahora, creemos que esta petición no se hará efectiva en breve».

En este sentido, los independentistas han criticado «la actitud de censura y la imposición de Elorza y su partido» y exigen que se reúna «de urgencia» la Comisión de Derechos Humanos y que el Consistorio «se haga cargo de las responsabilidades que les tocan».

«¿Por qué no quieren que se investigue este caso?», se preguntan los independentistas. Y lamentan que «los partidos españoles no tengan el objetivo de solucionar el conflicto político que se vive en Euskal Herria».

Aun así, desde la izquierda abertzale de Donostia tienen claro que el marco político actual «está acabado» y que es hora del cambio. Por lo tanto, se muestran partidarios de emprender «un proceso democrático sin violencia ni ingerencias y en el que participe el pueblo vasco».