Tres partidos, dos puntos. La escalada del Athletic se ha ralentizado considerablemente en estas últimas jornadas, pero como a sus rivales en la parte alta de la clasificación no les va mucho mejor, la alfombra sigue puesta a sus pies.

Jugar en lunes también puede ofrecer algún aspecto positivo y en este caso será el hecho de saltar al campo sabiendo que la victoria tendrá una recompensa suculenta. El Mallorca no pudo con el rodillo culé, y Sevilla y Deportivo siguen en horas bajas, lo que deja a los rojiblancos en una situación similar a la del pasado jueves. Si se reencuentran con el triunfo, se colocarán a sólo dos puntos del Mallorca, empatarán con el Sevilla y distanciarán en tres puntos al Deportivo. Es decir, consolidarán sus opciones de entrar en la Europa League -más aún teniendo en cuenta que los gallegos deben pasar aún por San Mamés- y mantendrán muy viva la ilusión por la Champions.

Sobre todo porque la frontera de la principal competición continental puede acabar marcándola no el Mallorca sino el Sevilla, vistos los problemas económicos de los bermellones, a los que tanto la denuncia interpuesta por el propio Athletic ante la Federación, por el impago del plazo del traspaso de Aritz Aduriz correspondiente al pasado mes de enero, como la cada más factible posibilidad de la ley concursal, pueden dejarle sin licencia UEFA.

El problema, que siempre lo hay, es que la oportunidad tiene también algo de obligación. Porque los de arriba pinchan, pero los perseguidores aprietan. Villarreal y Getafe han saldado la jornada con victoria y, a falta de lo que suceda en San Mamés, se encuentran a sólo dos puntos del Athletic. Y con golaverage desfavorable para los bilbainos en ambos casos.

Y tampoco hay que perder de vista, claro está, al rival. No sólo por la remontada que ha protagonizado, con sus altibajos, desde la llegada de Miguel Ángel Portugal, sino, sobre todo, porque al Racing le va mucho mejor lejos de su estadio. Once puntos ha conseguido hasta ahora en El Sardinero y casi el doble, veinte, como visitante.

Algo a lo que los bilbainos deberán anteponer su fortaleza en La Catedral, donde el empate ante el Getafe puso fin a una racha de cinco victorias consecutivas, pero donde no pierden desde hace casi cuatro meses. Y deberán, sobre todo, ser más efectivos que en las últimas jornadas, en las que no han encontrado el premio de los puntos a su buena imagen.

Y los de hoy son «importantísimos» según Joaquín Caparrós, porque «ya queda muy poquito, un abrir y cerrar de ojos para el final. Cada vez queda menos tiempo para seguir enganchándose más arriba, para despegarse de los que vienen por detrás y para que los equipos te vayan metiendo cada vez más presión». El técnico, además, no olvida el mensaje que viene lanzando en los últimos meses. Viendo el calendario, y el diferente rendimiento de su equipo en función del escenario, «hay que hacerse fuerte en casa. Todo pasa por nuestro campo. Si no tenemos resultados positivos en casa, mal nos va a ir para lograr esos objetivos», recordó.

Vuelve Amorebieta

La principal novedad en el once rojiblanco pasará por el regreso, una vez cumplida su sanción y pese a la buena actuación de Ustaritz en el Vicente Calderón, de Fernando Amorebieta. Es posible que Caparrós repita el resto de la alineación que cayó ante el Atlético, con Ander Iturraspe de nuevo en el pivote.

A la convocatoria, de la que se cae Fran Yeste, sancionado por acumulación de amonestaciones, y el central del filial Haritz Borda, regresa también Iñigo Díaz de Cerio.

Miguel Ángel Portugal, por su parte, llegó a Bilbo con 19 jugadores, ante el proceso febril que afectó ayer a Henrique. El entrenador racinguista estudia introducir algún cambio en la medular, con Lacen, Diop, Serrano y Toni Moral peleando por dos puestos.