Lagun Aro GBC está jugando con fuego. De no haber sido por la victoria de Murcia ante el Obradoiro, el conjunto guipuzcoano hubiese caído a puestos de descenso. Los hombres de Pablo Laso están atravesando su peor momento de la temporada justo cuando esa circunstancia es inadmisible y con sólo 9 victorias. Hay que sumar victorias ya, o de lo contrario atenerse a las consecuencias, porque no siempre habrá un Murcia -o un Bilbao Basket, que evitó que Alicante abriera brecha- que haga el trabajo que le corresponde al cuadro donostiarra.

La derrota por 83-68 ante Gran Canaria habla por sí sola. De hecho, el resultado final llegaba tras un último parcial de 13-25, por lo que cabe deducir hasta qué punto se vio sometido en un Centro Insular de Deportes maravillado con su equipo, y agradecido con un rival que otorgaba a los locales todas las facilidades del mundo.

Desde el arranque, entre Carrol y McDonald hicieron polvo la escasa resistencia donostiarra, en la que sólo Barbour daba la cara. Por contra, hombres como Ignerski o Panko mostraron una imagen realmente triste. No es sólo que no anotasen, sino que directamente se escondieron, sobre todo el alero polaco.

Demasiadas ventajas

Ni en el tiro, ni en defensa, nada funcionaba en Lagun Aro GBC. Con tantas ventajas, jugadores como Augustine o Savane podían lucirse, y Pedro Martínez daba minutos a jóvenes como Alvarado. Sólo faltó la ola.

Con todo perdido, Rai López lideró un parcial de 0-19 para arrimarse a diez tantos: 72-62. La escuadra insular espabiló y no dejó que su rival ni maquillara el resultado.