GARA > Idatzia > Eguneko gaiak

IMPULSO INTERNACIONAL TRAS «ZUTIK EUSKAL HERRIA»

Carta abierta a Ángela Murillo

Iñaki IRIONDO

Excelentísima magistrada: espero que su seguimiento de los temas vascos que afectan a su ámbito de competencia judicial le haya llevado a conocer la importante declaración que se hizo ayer pública en Bruselas. Para eso habrá tenido usted que navegar por páginas de periódicos a los que una juez de la Audiencia Nacional sólo acude por necesidades profesionales, pues los grandes medios españoles no han dudado en ocultar la noticia por televisión, radio e internet. Miedo, probablemente. Que semejante plantel de autoridades en materia de resolución de conflictos políticos –muchos de ellos verdaderos estadistas– den la bienvenida y elogien «el nuevo compromiso público de la izquierda abertzale» no entra en la propaganda oficial que distribuye el Estado. Es más, de hecho, la contradice abiertamente.

Le escribo, con la venia, porque usted tuvo la oportunidad de conocer directamente hace unas pocas semanas el contenido de ese «nuevo compromiso público de la izquierda abertzale». Recuerde que se lo explicó de primera mano Arnaldo Otegi. «Lejos de hacer enaltecimiento de soluciones violentas -le dijo en su Sala-, la izquierda abertzale lo que hace es una apelación a una solución pacífica y democrática». Le habló del proceso democrático, del debate interno, de la declaración de Altsasu y de que «la solución al conflicto tiene que ser justa para todas las partes, de modo que se puedan desarrollar todos los proyectos políticos si así lo desea la mayoría».

Por respeto institucional no reproduciré aquí algunos otros pasajes de aquella sesión que fueron muy apreciados por las mismas televisiones, radios y periódicos que ayer intentaban ocultar lo leído en la sede del Parlamento Europeo en Bruselas. Habrá que dejar constancia, eso sí, de que al autor de ese discurso, a Arnaldo Otegi, lo condenaron usted y sus compañeros de toga y puñetas a dos años de cárcel y dieciséis de inhabilitación absoluta. Con el agravante -no para el condenado, sino para el tribunal- de haber introducido en la sentencia una referencia a que cualquier relación entre un preso político vasco y Nelson Mandela es «impropia y manifiestamente falsa», pues el ex presidente sudafricano fue -según usted misma firmó- «un auténtico héroe, que permaneció en prisión por motivos ideológicos, exclusivamente por eso, pero jamás utilizó la violencia ni la apoyó en pos de conseguir la supresión del apartheid».

Ya quedó acreditada con esta sentencia, dicho sea sin ánimo de ofender, su escasa familiaridad con la historia sudafricana de las últimas décadas (tampoco se puede saber de todo, aunque conviene documentarse antes de escribir determinadas cosas en papel timbrado). Espero que haya corregido ya esa pequeña laguna. Porque, fíjese lo que son las cosas, resulta que el trabajo de aquel al que usted despreció primero y condenó después ha recibido el espaldarazo no sólo de la fundación de su admirado Nelson Mandela, sino también de la del arzobispo Desmond Tutu y de Frederik Willem de Klerk. Junto a ellos están buena parte de los protagonistas del proceso irlandés y hasta un ex secretario general de la Interpol.

Tengo para mí que será usted consciente de que semejante listado de apoyos a la apuesta de un grupo político de una pequeña nación europea no se consigue poniendo una mesa petitoria en la calle, sino que exige, además de un enorme trabajo para acceder a esas personas, una intensa labor de «cocina» no exenta de compromisos y trenzado de confianzas. Todo ello habrá que agradecérselo a Brian Currin y a sus colaboradores.

Ya ve, excelentísima magistrada, el mundo se toma muy en serio a aquel y aquellos para los que la Audiencia Nacional no tiene otra respuesta que la prisión. Con lo que le aplaudieron algunos tertulianos y ahora se ve en éstas. Tal vez debió usted consultar con la Fundación Nelson Mandela antes de condenar a Arnaldo Otegi. O, más fácil aún, haberse limitado a impartir justicia.

Imprimatu 
Gehitu artikuloa: Delicious Zabaldu
Igo