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Cincuenta años después de su invención, las legendarias Dr. Martens siguen siendo un icono

Las han usado The Cure, Robert Pattinson, el Dalai Lama o el Papa Juan Pablo II. Las legendarias Dr. Martens celebran este mes sus cincuenta años como icono, aunque naciesen como un calzado ortopédico.
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Elodie MAZEIN | Wollaston

«El momento mágico lo constituyó el encuentro, a través de un anuncio en una revista profesional inglesa, de la familia Griggs, dedicada a la industria del calzado, y el dúo alemán formado por el Dr. Maertens y el Dr. Funck», explica a France Press Martin Roach, autor de «Dr. Martens, la historia de un icono». Fue en 1959: los dos inventores buscaban mover la franquicia de su producto, un cojín de aire único confeccionado por Maertens para su recuperación después de un accidente de esquí. Asociado a su amigo y también ingeniero Funck comercializó su invento en Alemania. «En aquella época, era el zapato ortopédico usado por el 80% de los alemanes mayores de 40 años. Consideraron que el mercado podía ampliarse, pero para ello necesitaban un socio y por eso pusieron el anuncio», explica Roach.

El 1 de abril de 1960 salía de la fábrica Griggs, en la pequeña aldea de Wollaston (centro de Inglaterra), el primer par de botas Dr. Martens. El nombre se había anglificado y tenían un nuevo diseño con ocho ojales y su color era «sangre de buey», con una costura distintiva amarilla. Se llamaba «1460», en recuerdo a su cumpleaños. Su mercado potencial era la clase trabajadora, que descubrió así una alternativa más cómoda y más barata que las de sus rivales, de rígidas suelas de cuero. «Mi abuelo fue el primero en el mundo en vender las Dr. Martens», explica con orgullo Nick Romona, propietario de la British Boot Company en Camden Town, barrio de Londres famoso por el eclecticismo de sus tiendas. «Más baratas, las DM resultaban también más ligeras y robustas. Por esta razón fueron adoptadas rápidamente por numerosas `tribus', como los cabezas rapadas o los punks».

En pocos años, las 1460 se convirtieron en el icono de movimientos de contracultura que veían en este calzado un símbolo de sus raíces obreras, como fue el caso de Pete Townshend, de The Who, la primera celebridad en adoptarlas públicamente. «Cuando un nuevo grupo cultural se expande, en general suele deshacerse de las señas de identidad o emblemas de los movimientos anteriores, pero las Dr. Martens han persistido con los skinheads, punks, mods, el grunge y todos los siguientes», enfatiza Roach.

Del gusto de rebeldes y de estrellas del rock, las Doc han seducido también a policías, carteros o escolares, así como a profesionales a los que, a priori, no les pegan tanto, como enfermeras y jueces. Michael, que es médico, acaba de comprar sus primeras DM: «Trabajo en un hospital y ando muchísimo (...). Quería algo que durase, pero los demás zapatos se desgastan rápidamente».

El modelo «vintage» se ha quedado en Wollaston

Desde el 1 de abril de 1960, han «pateado» por el mundo más de 100 millones de pares de estas botas. Cada temporada se sacan 250 modelos, con una gama de colores que van desde el oro hasta el rosa fucsia, pasando por dibujos con flores o tintes históricos, como el negro o el sangre de buey (o cereza). Y sus fans no dudan en personalizarlas. Casi la mitad de la producción se fabrica en Asia desde 2002: de Wollaston sólo salen semanalmente unos cincuenta pares, especialmente el modelo vintage de 1460, fabricado por una docena de empleados en las máquinas originales. Este «exilio» asiático ha evitado la quiebra de la firma, que durante un tiempo estuvo asociada con los skinheads y los hooligans, hasta el punto de que estas botas estuvieron a punto de ser prohibidas en los campos de fútbol británicos. GARA

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