Amets Txurruka protagonizó con Rogers y Benítez la fuga de la segunda etapa de la Euskal Herriko Itzulia
La rabia y la fuerza de Valverde impiden la revancha de Freire
Biana acogió una llegada muy similar a la de Zierbena y el cántabro señaló que el triunfo del líder fue igual de correcto que el suyo.
Joseba ITURRIA
Alejandro Valverde y Óscar Freire tenían una cuenta pendiente desde la descalificación del cántabro en beneficio del murciano en Zierbena. Y una revancha no puede tardar en dirimirse. Les bastó un día para volver a medir la rabia y la fuerza de Valverde con la clase de Freire. Cambió el escenario, de la peligrosa llegada en bajada de la costa vizcaina al repecho ascendente en la localidad que sirve de muga entre Euskal Herria y La Rioja, pero el resultado fue muy similar.
La diferencia fue que esta vez el triunfo del murciano lo logró tras atravesar primero la meta. no sin antes desviarse también en su trayectoria en los últimos metros obligando a su rival a dejar de dar pedales. Si el lunes Freire fue hacia su izquierda, ayer Valverde se dirigió hacia la derecha antes de celebrar la victoria con su puño con una rabia especial por la situación que vive y por la polémica del lunes.
Un representante de Rabobank acudió a donde los periodistas de ETB para visionar las imágenes con la intención de poder demostrar que se había repetido la misma circunstancia que les dejó sin triunfo el día anterior. Pero Freire, con más elegancia, fue más coherente e inmediatamente estrechó la mano que le tendió el ganador y trasmitió que el sprint de Valverde había sido igual de correcto que el suyo y que no había nada que objetar al triunfo.
De hecho, se puede discutir sobre la decisión de los jueces del lunes, pero la llegada de ayer de Valverde no admitía sanción, a pesar de que todos se movieron de derecha a izquierda y de izquierda a derecha. Pero Freire fue superado con claridad y no pudo salir de la rueda del murciano para disputarle una victoria y un maillot que, para Caisse d'Epargne, tiene más valor por obtenerlo en casa, en Nafarroa.
Fue tal la superioridad de los dos que se picó un segundo sobre los 76 que pudieron aguantar en el primer grupo, entre los que estaban los 24 que llegaron adelante el primer día y Samuel Sánchez, quinto tras recuperar las buenas sensaciones de cara a las etapas de mañana y pasado, en las que buscará una victoria para resarcirse de su mal día.
Movimientos de ilustres
Valverde y Freire demostraron que los triunfos están reservados a grandes corredores en una vuelta en la que hasta en la fuga de la jornada se metió un corredor de la calidad de Michael Rogers, tricampeón mundial contrarreloj, junto al siempre combativo Amets Txurruka (Euskaltel) y a Benítez (Footon).
Se escaparon en el kilómetro 25, llegaron a contar con una máxima renta de 7.40 y, como Benítez estaba a 2.40, Caisse d'Epargne empezó a trabajar y después le tomó el relevo Rabobank para anular una fuga que estaba condenada de antemano. A pesar de que Rogers y Txurruka se pusieron de acuerdo para descolgar a Benítez con la intención de ganarse el permiso del pelotón, no lo tuvieron y primero fue el de Etxebarria el que se dejó atrapar al ver que la distancia decrecía a la misma velocidad con la que soplaba el viento de cara. Luego cedió el australiano.
No fue el único ilustre que lo intentó. Un ex ganador de la prueba como Gómez Marchante atacó en la última subida, en la bajada lo intentó Gerdemann y en el último kilómetro Wiggins, cuyo salto murió en el repecho final, en el que Valverde demostró que no piensa correr con calculadora. Algunos pueden pensar que las exhibiciones de fuerza de las dos primeras etapas pueden mermar sus opciones al triunfo final, pero el murciano casi nunca ha pensado en el futuro. Y para una vez que lo hizo el año pasado, cuando renunció al inicio de temporada para llegar en forma al Tour, no pudo correrlo. Desde entonces volvió a afrontar cada carrera como si fuera la última, porque podía serlo. Para él sólo existe el hoy y más en este momento, aunque quizás evite arriesgar en la tercera etapa entre Biana y Amurrio, propicia para fugas y para que Rabobank trabaje para la victoria que merece Freire.
Todavía ayer perduraban los ecos de la descalificación de Óscar Freire en la llegada de Zierbena, la primera de su carrera deportiva, tras la que ha dejado en evidencia la clase que le caracteriza dentro y fuera de la carretera. Mantenía su clara disconformidad con la decisión del Jurado Técnico y su malestar porque se enteró de la misma por un periodista cuando entendía que lo normal era que se les hubiera llamado a él y a Valverde para analizar el vídeo, opinar y tomar luego una decisión. Pero no dijo una mala palabra ni delante de los jueces ni en la simpática tertulia que compartieron en el hotel de Leioa tras la cena del lunes los corredores del Rabobank Freire y Garate y los del Katusha Joaquim Rodríguez y Mazzanti.
A pesar del tono informal, con el catalán llamando «delincuente» a Freire en broma dejando clara la buena relación que existe entre los dos -en el mismo tono de vacile le decía que le tenían que quitar también las tres victorias de la Milán San Remo-, el cántabro aguantó las bromas pese al mal cuerpo que tenía y explicaba su versión de la llegada. Que su movimiento hacia la izquierda se debió al fuerte viento que llegaba desde la derecha y que en ningún momento quiso cerrar a Valverde, del que no decía nada negativo, tampoco del Caisse d'Epargne. Simplemente entendía lo mismo que dijo en la llegada de ayer, que su victoria fue correcta, igual que la de Valverde de Biana. Por eso le felicitó sin avivar la polémica porque cualquier otro podía presionar a los jueces para que tuvieran que tomar una decisión favorable.
Por el hotel de Leioa se pasó Pedro Horrillo para saludar a sus ex compañeros tras hablar con su amigo Freire de una llegada que él no había visto.
Joseba ITURRIA