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La plasticidad del horror bélico estalla en el genocidio de Nanking

«Ciudad de vida y muerte»

El tercer largometraje del joven realizador chino Lu Chuan es una obra maestra que ganó merecidamente la Concha de Oro en la última edición del Donostia Zinemaldia, reforzando el prestigio internacional de un certamen que también sirve para la consagración de talentos cuando el jurado toma conciencia de ello. Frente a su abrumadora calidad artística planea la sombra de las airadas acusaciones de propagandismo político vertidas por una parte de la crítica.

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Mikel INSAUSTI | DONOSTIA

Una misma película se ve con distintos ojos dentro o fuera de su país de origen, lo que aplicado a «Ciudad de vida y muerte» crea paradojas muy llamativas. En su presentación en el Festival Internacional de Cine de Donostia, una parte de la crítica no dudó en calificar esta grandiosa recreación del genocidio de Nanking de oficialista y propagandista. Por el contrario, en China arremetieron contra Lu Chuan por presentar a un oficial del ejército japonés invasor con rasgos de humanidad. Kadokawa, interpretado por Hideo Nakaizumi, es el perfecto ejemplo del militar que obedece órdenes de sus superiores en contra de su propia voluntad y sensibilidad.

Detrás de los ataques a Lu Chuan, en Occidente sigue estando el rechazo al comunismo chino y así se entiende que no se mida por el mismo rasero lo que hicieron los nazis en Europa y lo que hicieron sus aliados japoneses en China. El genial cineasta lo sabía de antemano y por eso se tomó la molestia de conceder un especial protagonismo al personaje histórico de John Rabe, encarnado por John Paisley. Fue un improvisado negociador, que aprovechó su posición privilegiada dentro del Eje para interceder ante los japoneses, en su condición de afiliado al partido nazi, y salvar las vidas de muchos ciudadanos de Nanking. El tratamiento que recibe esta figura es deliberadamente equiparable al que dió Spielberg a Schlinder.

Pues ni por esas, los hay tan xenófobos que niegan a los chinos su derecho a denunciar el genocidio que sufrieron a manos de los japoneses entre finales de 1937 y principios de 1938. Unos trescientos mil civiles fueron asesinados, sin que el número de violaciones a mujeres en masa pueda calcularse con exactitud, aunque pudo cobrarse cerca de cien mil víctimas. Todo lo que muestra Lu Chuan en la pantalla es rigurosamente cierto, e incluso se queda muy corto, pues no es su pretensión recrearse en las barbaridades cometidas. Es más, hasta se le podría achacar su interés artístico por anteponer la búsqueda de una plasticidad del horror bélico, mediante una utilización del cinemascope en blanco y negro que sublima el concepto verista de las imágenes de archivo. Las escenas de masas potencian la belleza oscura de la tragedia, contrastadas con las espectaculares coreografías de los desfiles militares, en los que la percusión marca un ritmo sobrecogedor.

Acción bélica y melodrama

Hay quien pretende condenar a los países asiáticos a hacer películas pequeñas y en cuanto presentan una producción espectacular se les critica, como si tal actividad fuera de uso exclusivo en Hollywood. Los primeros cuarenta minutos de «Ciudad de vida y muerte» son una arrolladora exhibición de acción bélica filmada con tanto talento visual como derroche de medios. El resto es una dura e intensa melodramatización del sufrimiento soportado por la población de Nanking, a la que se le añade el terrible suspense que implica la supervivencia. En aquella situación extrema el librarse de las ejecuciones dependía de factores casuales, con lo que la muerte se convertía en una lotería macabra.

BLANCO Y NEGRO

Filmada en riguroso blanco y negro, es debido a que «es una manera de concentrarnos en el contenido. La sangre no se ve como sangre con el blanco y negro. Además, el negro muestra respeto por las víctimas».

Estreno

Título Original: «Nanjing! Nanjing!».

Dirección: Lu Chuan.

Fotografía: Yu Cao.

Música: Tong Liu.

Intérpretes: Ye Liu, Hideo Nakaizumi, Yunyuan Go, Wei Fan, Bin Liu, John Paisley.

País: China; 2009.

Duración: 133 minutos.

Género: Drama histórico.

El joven Lu Chuan es el máximo exponente del actual cine chino

Lu Chuan se dió a conocer internacioanalmente con tan sólo 30 años, cuando presentó su ópera prima «Missing Gun» en la Mostra de Venecia. A ese thriller policiaco le siguió la sorprendente «Kekexili» (La patrulla de la montaña), con la que ganó el Festival de Tokio y los premios Golden Horse de Taiwan. Es una obra de belleza salvaje, una versión china del género survival sobre la caza ilegal de antílopes en el Tibet. Nada más acabarla se puso a trabajar durante cuatro años en el monumental proyecto de «Nanjing! Nanjing!». M.I.

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