Scott Hicks ha sufrido el síndrome de los cineastas a los que un puntual gran éxito hipoteca el resto de su trabajo profesional, porque el Óscar que el actor Geoffrey Rush obtuvo con «Shine» condujo a ambos hasta Hollywood, donde por lo general a los directores procedentes de Australia no suele irles muy bien.

Así las cosas, Hicks se toma su regreso al cine australiano como una segunda oportunidad para recomenzar de nuevo, intentando que «The Boys Are Back» (Sólo ellos) se convierta en otro «Shine».

En la primera parte de la película es palpable el empeño puesto en este proyecto austral, pero a medida que la narración avanza va perdiendo fuerza, en un intento desesperado por contentar al máximo de público. Ello hace que el duro drama del principio derive hacia un melodramatismo más edulcorado.

En consecuencia, lo mejor de «Sólo ellos» coincide con los minutos en que está en pantalla la actriz Laura Fraser, un personaje femenino que luego desaparece por exigencias del guión. La esposa y madre muere a consecuencia de una devastadora enfermedad y su viudo ha de valérselas entonces para sacar adelante el hogar familiar. El título de la versión doblada al castellano deja bien claro que ese grupo familiar está formado solamente por hombres: el padre y sus dos hijos procedentes de distintas relaciones.