Blas Dolorea Baztan, Segundo Dolorea Martínez, José Oneca Benedit y Gregorio Oroz Buey han dejado de ser desaparecidos. De la mano de la Sociedad de Ciencias Aranzadi, y tras solicitarlo el Ayuntamiento de Oibar (Aibar), estos cuatro navarros han abandonado el agujero al que hace más de tres décadas, el 3 de setiembre de 1936, fueron arrojados.

Técnicos de la Sociedad de Ciencias Aranzadi exhumaron ayer por la mañana los cuerpos de estos cuatro navarros, todos ellos vecinos de Cáseda, que fueron fusilados en la guerra del 36 y estaban enterrados cerca de la carretera NA-534, en el paraje Fuente del Garrero.

Ya a finales de los 70 los familiares buscaron en este mismo lugar los cuerpos, pero sin resultados. Según explicó el alcalde de Oibar, José Manuel Martínez, en exhumaciones anteriores hallaron los cadáveres a 50 ó 60 centímetros de profundidad, en este caso las obras de la carretera construida años después habían aumentado la profundidad. Finalmente, el miércoles arqueólogos de Aranzadi dieron con la fosa. El lugar coincidía con lo que Jose María Esparza relata en su libro «Navarra 1936. De la esperanza al terror»: «Dos días después ¯tras su detención el 1 de setiembre de 1936¯ son fusilados en el Alto Aibar Gregorio, José y Segundo, a quienes se les unirá Blas Dolarea Tormo».

Según relató a GARA el abogado Andrés Percaz, que estuvo presente en la exhumación, al lugar asistieron varios familiares de los fusilados, así como vecinos de Oibar y Cáseda, aunque de este segundo ayuntamiento no había ningún representante. Además, el primer edil de Oibar dijo que él mismo había notificado al alcalde de la localidad vecina del hallazgo. Sí estuvo presente el alcalde de Allo en representación de varios municipios. Además, según Percaz, el alcalde de Oibar se personó en el Juzgado de Agoitz para pedir que «inicien las tramitaciones para reparar los daños de las víctimas».

Presididos por una bandera republicana y junto a un ramo de flores en cuya cinta se leía la palabra «dignidad», el alcalde de Oibar señaló que el de ayer era un acto de homenaje a quienes fueron asesinados «por defender la justicia y la libertad». «Nuestro ayuntamiento tenía con ellos una deuda histórica y para sus familiares era algo que tenían pendiente», recalcó Martínez.

Tras llevar a cabo todos los procedimientos, trasladaron al Departamento de Antropología de Aranzadi los cuerpos, donde se llevará a cabo el análisis antropológico. Cuando se confirme la identificación, se entregarán los restos a las familias o al consistorio de Oibar.