bobadas alpinas

Cruces

Kike DE PABLO  | Alpinista

Aunque no ha sido algo muy aireado en los medios, los destructores  de simbología religiosa de las cumbres de las montañas han tenido sus momentos activos en nuestro entorno más o menos cercano. ¿Quién no recuerda las vírgenes de la cumbre del Naranjo de Bulnes y Mallo Pisón, tantas veces arrojadas al vacío y tantas veces repuestas? En el cantón suizo de Fribourg, el serrado de dos cruces situadas en la cumbre de sendas montañas ha tenido en jaque a las autoridades, hasta la aparición del autodeclarado autor. Contra lo esperado resulta ser un tal Patrick Bussard, guía alpino de 48 años, que, ante la cólera de los profundamente religiosos habitantes locales, declara con voz pausada: «Con este gesto quiero que la gente tome conciencia de lo que estas cruces representan. No es algo anodino. Es un símbolo en cuyo nombre han sido muertas millones de personas. No tienen nada que hacer en las cumbres de nuestras montañas que han de ser un lugar de libertad y alegría», y que con ello ha querido suscitar un debate sobre el tema. «Este serrador de cruces no ha comprendido nada», claman otras voces, aludiendo al significado histórico, tradicional y cultural de la cincuentena de cruces en las montañas de la zona. Según Denise Sonney, que escribe un libro sobre el tema, estas cruces locales no son más antiguas que 1935 y parecen remontarse a los comienzos del alpinismo, aunque por ejemplo la cruz del Cervino fue emplazada en 1901. Bussard ha recibido mensajes de odio y felicitaciones. Servida la polémica.