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Iñaki Lekuona periodista

En sentido contrario

Ultimamente ocurren cosas insólitas. El otro día, un invidente al volante de un Ferrari pisó con tanto ímpetu el acelerador que el coche casi rebasó los 300 km/h sobre una de las pistas del aeropuerto turco de Urfa. Días después otro conductor, ciego también pero de otro mal, fue detenido en el peaje de Zarautz por circular en sentido contrario por la ya de por sí peligrosa A8. También por el carril contrario de la autopista se lanzó hace días a todo gas un octogenario suizo al que se le puso entre ceja y ceja que tenía que llegar a Lucerna al volante de su tractor, aunque fuera a la inglesa y a paso de tortuga. Algo más veloz circulaba cerca de Lyon un estupefacto conductor que se vio multado por circular a 56 km/h en una carretera limitada a 70, pero es lo que tiene la ley, que quien la hace la trampea.

Últimamente ocurren cosas insólitas, aunque con algunas nos vayamos acostumbrando. Madrid, por ejemplo, ciego como está de elecciones, pisa el acelerador de su tanque judicial invadiendo todos los carriles, los derechos y los torcidos, rehaciendo su propia ley a golpe de sondeos, ilegalizando partidos, convirtiendo a militantes políticos en miembros de un grupo armado, bloqueando las vías políticas, circulando, en definitiva, en dirección contraria al sentido común. Y, sabedor de que ni siquiera el gendarme de Estrasburgo ha querido pararle, se lanza confiado a toda velocidad en esa carrera por descarrilar cualquier proceso diálogo que intente circular por este país. Será difícil, pero habrá que esquivarlo y seguir este nuevo camino. No hay otra dirección. Sólo existe un único sentido. Cuanto más decidido se siga, muchos más lo seguirán.

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