Los manifestantes tailandeses estaban furiosos y exigían ayer que el primer ministro abandone el país después de los 19 muertos y más de 800 heridos registrados en los enfrentamientos del sábado entre los «camisas rojas» y los militares.

«Guerra civil», «Baño de sangre», «Sábado Negro», titulaban ayer los diarios. El último balance de los servicios de socorro daba cuenta de 14 civiles muertos, entre ellos un cámara japonés de la agencia Reuters, y cinco soldados. Al menos 825 personas resultaron heridas.

Los servicios de socorro afirmaron que la mayoría de víctimas murieron por impacto de bala, pese a que el Ejército asegura haber cumplido la orden de no disparar.

Japón pidió al Gobierno tailandés una investigación sobre la muerte del reportero.

Los choques se produjeron tras casi un mes de manifestaciones pacíficas organizadas por los «camisas rojas», seguidores del ex primer ministro exiliado Thaksin Shinawatra, apartado del poder en 2006 por un golpe de Estado militar.

El Frente Unido para la Democracia contra la Dictadura (UDD) reclama elecciones anticipadas y considera ilegítimo a Abhisit Vejjajiva, al frente del Gobierno desde diciembre de 2008.

Apoyado hasta ahora por el Ejército, Vejjajiva se niega a dimitir. «Mi Gobierno y yo seguiremos trabajando para solventar la situación», declaró, y habló de una «investigación independiente» para identificar a los responsables del drama.

Un portavoz gubernamental, Panitan Wattanayagorn, afirmó que las fuerzas de seguridad tenían consigna de «guardar distancias con los manifestantes» con el fin de que «la situación no degenere más».

Los seguidores de Thaksin siguieron ocupando las calles -sobre todo en el centro y el casco antiguo- de la ciudad, aunque la situación fue tranquila, comprobó AFP.

Al parecer, el Ejército sufrió varios robos de armas durante la noche.

Los «camisas rojas» acusaron a los militares de emplear «armas de guerra» contra «unos manifestantes desarmados». Pero algunos testigos aseguran que los manifestantes también usaron armas de fuego y artefactos incendiarios.

En la noche de ayer, el líder opositor Jatuporn Prompan volvió a reclamar implícitamente la intervención del rey Bhumibol, que no ha actuado desde el inicio de la crisis y está considerado la única figura capaz de unir a los tailandeses.