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Bizkaia bilbao Basket, una crisálida que busca en Gasteiz convertirse en mariposa de Euroliga

Vivió una primera vuelta casi bajo tierra, con malos resultados, nervios y hasta un cambio de entrenador. Con Katsikaris asentado en el banquillo, el conjunto bilbaino ha logrado desarrollar su juego hasta llegar a la Final Four de la Eurocup con opciones de jugar la final y ganarla.

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Arnaitz GORRITI

La belleza, el éxito, la gracilidad... son efímeros compañeros de viaje. Sólo el recuerdo es eterno, pero para poder llegar a hechos e hitos inolvidables hace falta pasar por infinidad de procesos intermedios. Bizkaia Bilbao Basket está a las puertas de lograr el mayor hito de su historia: estrenar un palmarés a nivel continental y abrir la puerta de la Euroliga. Un club joven, de apenas diez años, relativamente pequeño, y relativamente nuevo en lides internacionales... una mariposa en un universo de grandes bestias, que llega a los días previos al arranque de la Final Four de Gasteiz con forma de crisálida a punto de completar su metamorfosis.

Pero antes de ser crisálida y optar a pasar a la historia, el conjunto bilbaino ha pasado unos meses de verdadera oruga. Arrastrados en la Liga ACB, a punto de quedarse fuera de la Eurocup en una infartante eliminatoria previa frente al Donetsk, los hombres de negro vivían su temporada más ambiciosa como una incesante caída al vacío sin red. La primera vuelta se cerraba con sólo cuatro victorias en la competición doméstica; ni siquiera el pleno de victorias en la Eurocup terminaba de compensar la triste flojera en la ACB.

Mal juego, malos resultados, jugadores como Jerome Moïso apartados, Salva Guardia en bajísima forma, Chris Warren pasando un calvario de lesiones y hombres como Javi Rodríguez o Markota incapaces de ofrecer el nivel que se les presupone. Especialmente el puesto de base -en el que el constante movimiento de piezas entre Rodríguez, Salgado y Blums terminaba por cortocicuitar el caudal de juego bilbaino-, sufría los rigores de una liga que no perdona. Sólo Marko Banic rendía, pero como pívot puro, sin conseguir hacer pareja de baile con Moïso, y sin que la llegada de Hervelle solucionase la papeleta a un Bilbao Basket en barrena. El pesimismo y la desesperación traspasaban las fronteras del vestuario y empezaban a hacer mella en una afición que comenzaba a despedir a los suyos con pitos.

El 11 de enero Txus Vidorreta, guía de los banquillos de Bilbao Basket desde su creación, acababa su periplo tras casi diez años de éxitos ininterrumpidos, una salida por la puerta falsa. «Se estaba creando un debate sobre la figura del entrenador en los medios de comunicación y en una parte de la afición que no le venía bien al equipo en un momento en el que el entrenador debía estar fuerte y respaldado. Por tanto, he decidido hacerme a un lado para que vuelva a haber unidad en el equipo», señalaba Vidorreta en su despedida, a la par que admitía que «un nuevo entrenador traerá una bocanada de aire fresco».

Primero la confianza, después la táctica

Esa bocanada de aire fresco no era otra que la llegada de Fotis Katsikaris, que abandonaba el Aris de Salónica para iniciar su segunda etapa en la Liga ACB, después de año y medio como técnico en Valencia. Con su llegada, volvió el optimismo y, de a poco, los resultados. Con su carácter conciliador, su gestión psicológica del vestuario y el trabajo táctico del día a día, Katsikaris revertía la situación y devolvía al equipo a la lucha por las metas marcadas a comienzos de año. «Tenemos una plantilla con buenos jugadores; tienen carácter, es un grupo muy bueno, muy trabajador, así que lo primero que había que hacer era aumentar la confianza de todo el mundo. Desde ahí empezamos y luego la táctica era segundaria», confesaba, a toro pasado, el técnico heleno.

Toda una revolución y un cambio que tiene en la clasificación para la Final Four de la Eurocup su punto álgido. Un objetivo que cuando llegó el griego a Bilbo nadie podía soñar. «Seguro que no me lo podía imaginar, pero es cierto que el equipo durante la primera fase era muy competitivo y después de mi llegada a Bilbo entramos muy fuertes en la segunda fase para llegar lo más lejos posible. La verdad es que hemos hecho un gran trabajo», señala Katsikaris.

Ante todo paciencia y mano izquierda, pues. Mano izquierda para acostumbrar al club a otros métodos en el banquillo, ya que los ayudantes del griego son los mismos que tenía Vidorreta, empezando por un Rafa Pueyo que tuvo que tomar las riendas del banquillo bilbaino -con éxito- durante la semana de transición; mano izquierda para ajustar los roles -Blums ejerce de escolta a tiempo completo, para alivio de su juego y el del dúo de Javis, Rodríguez y Salgado, Warren y Mumbrú comparten cancha y Banic juega de pívot puro-; mano izquierda para recuperar a un Moïso que, a falta de regularidad, ofrece destellos de calidad.

Así es el proceso de oruga a mariposa, así la vida de los lepidópteros, ya que pasan por cuatro fases: huevo, larva, crisálida e individuo adulto. La llegada de Katsikaris trajo la huida de los puestos de descenso, pero aún hubo pasos en falso como el derbi de cuartos de final de la Copa. Y es que la oruga termina de alimentarse cuando completa su crecimiento, y busca entonces un lugar para transformarse; allí teje su capullo, que sujeta cuidadosamente a alguna rama. Por la boca, la oruga segrega un hilo resistente con el que fabrica su morada impermeable.

Esa morada impermeable no ha sido otra que la formada por el Last 16, donde los hombres de negro superaron con solvencia a Bamberg, Benetton Treviso y Panellinios, amén de una racha de ocho triunfos consecutivos -la mejor desde su llegada a la ACB- en la competición doméstica, logro que los ha involucrado de lleno en la lucha por jugar el play off por el título.

Un reto con sabor ACB

La oruga ya está en fase de crisálida; el equipo bilbaino completó su magnífica campaña europea superando -no sin apuros- el cruce de cuartos frente al Nymburk y llega a una Final Four que, según Katsikaris, «es muy importante para un club que está creciendo y que tiene una oportunidad de ganar la Eurocup».

Para convertirse en mariposa adulta hace falta superar el escollo de Gasteiz, donde no faltará el empuje de una auténtica marea de aficionados de Bizkaia Bilbao Basket, sean éstos de Bilbo o de otros lares de Euskal Herria, aunque no faltará quien anime al Valencia Basket -cosas del pique entre bilbainos y gasteiztarras-, o, al más puro estilo de apostador bajista, anime al Alba de Berlín o al Panellinios. Para teñir de oscuro las gradas de Zurbano, el club vizcaino ha dispuesto para los aficionados que adquirieron su abono la opción de pasar a partir de hoy mismo a recoger las camisetas conmemorativas que el Bizkaia Bilbao Basket, junto con Grupo Eulen, ha preparado para animar a su equipo en la histórica cita del Buesa Arena. Las camisetas estarán, como siempre, en Bilbao Basket Zona, en la calle Colón de Larreategi, 39 en horario ininterrumpido desde las 10.00 hasta las 20.00. Asimismo, en Bilbao Basket Zona aún se pueden comprar abonos para presenciar la Final Four con precios desde 75 euros y por 5 euros más podrán viajar en autobús tanto la jornada del sábado como la del domingo. Hoy es el último día para adquirir esos abonos en la capital vizcaina. A partir de mañana los aficionados podrán seguir comprando a través de internet o en el mismo pabellón de Zurbano.

Desde luego, los conjuntos ACB parten con la vitola de favoritos, sobre todo un Valencia Basket que ya conoce lo que es ganar este torneo -lo logró en la temporada 2002/03 tras derrotar al Krka Novo Mesto, equipo que por aquel entonces entrenaba Neven Spahija, técnico actual del cuadro taronja-. Y es que a los equipos ACB se les ha dado muy bien este torneo. Además de la victoria del antiguo Pamesa Valencia en 2003, otros dos equipos de esta liga, el Real Madrid en 2007 -con Moïso, Hervelle y Mumbrú en sus filas- y el DKV Joventut un año después consiguieron levantar este trofeo. En el año 2008 el Akasvayu de Girona de Ariel McDonald, Fernando San Emeterio o Marc Gasol, a pesar de padecer ya los graves problemas económicos que lo harían perder su plaza de ACB, consiguió llegar a la finalísima, donde caería ante la Penya, después de superar contra todo pronóstico al Dynamo de Moscú en semifinales.

Porque, además, este torneo siempre ha estado abierto a las sorpresas. Uno de los grandes ausentes de esta temporada, el vigente campeón, Lietuvos Rytas -otro de los protagonistas de los últimos años, ya que también se impuso en la edición de 2005 y quedó subcampeón dos temporadas más tarde- destrozaba todos los vaticinios derrotando por 80-74 al Khimki de Sergio Scariolo, que contaba en sus filas con jugadores de la talla de Carlos Delfino, Jorge Garbajosa, Maciej Lampe o Timofey Mozgov. El conjunto lituano se impuso en el «derbi» contra el cuadro moscovita gracias al liderazgo del dúo Eidson-Petravicius, y la inesperada irrupción del alero Steponas Brabauskas. Los entrenados por el legendario Rimas Kurtinaitis hicieron saltar todas las apuestas alcanzando un nivel mucho mayor al exhibido frente al Bilbao Basket durante el Last 16. La numerosa hinchada bilbaina que acudió a Turín y que dio por buena la eliminación frente al Khimki en semifinales, no daba crédito a lo que veía.

Los hombres de negro buscarán coger el testigo del Lietuvos Rytas, de completar su metamorfosis en su temporada más compleja. «Ojalá podamos conseguirlo. Será muy difícil pero vamos a dar el máximo», señala Katsikaris. Y es que el técnico remarca la importancia del reto. «No es sólo por los contratos o la ciudad donde vivimos, sino por alcanzar nuestros objetivos. Por suerte que este club tiene un objetivo y esto me ilusiona como entrenador. Creo que todos los jugadores y profesionales implicados quieren seguir creciendo».

La plantilla está también concentrada; hay tensión, pero se notan las tablas. Por ejemplo, el más veterano de todos, Paco Vázquez, se lo toma con calma. «Las sensaciones son normales, aún quedan días y nos estamos centrando en preparar el partido. No hay nervios, estamos tranquilos y pensando en hacer nuestro trabajo». Por otro lado, un jugador tan experimentado como Axel Hervelle advierte que el éxito está al alcance de la mano. «Se trata de algo muy importante para la ciudad, el club y también para los jugadores y el cuerpo técnico. Hemos sufrido mucho, pero hemos hecho cosas muy importantes en los dos últimos meses. Llegamos en un momento dulce y vamos a Gasteiz a tratar de hacerlo lo mejor posible». De oruga a mariposa de Euroliga.

abonos

ha vendido Bilbao Basket, que tendrá una hinchada mayoritaria. Los aficionados lucirán además la camiseta de los hombres de negro.

Javi Salgado: «garaikur hau altxatzea lortzen badut, lasai hil ninteke»

Neurketa egunak iritsi ahala, urduritasuna eta, era berean, ilusioa hazten ari dira Bizkaia Bilbao Basketeko jokalariengan. Handitzen ari den tentsio eta itxaropen iturri horren adierazle nagusiena Javi Salgado da. Beltzezko gizonen kapitainak hala esan zuen atzoko entrenaldiaren ostean: «garaikur hau altxazerik lortzen badut, lasai hil ninteke».

Izan ere, Santutxuko antolatzailea Bilbao Basketek 2001ean sortu zenez geroztik bizitako hazkundea ia aurreneko egunetik nozitu du; bilbotarra da taldeko jokalari beteranoena, LEB 2 Ligan hasi eta Euroligako atarira iritsi arte dirauen bakarra, hain justu. «Amets bat litzateke niretzat Eurokopa irabazi ahal izatea. Halakorik pentsatu ere ezin genezakeen egin duela zortzi edo bederatzi urte. Atera kontuak, Gasteizen irabaztea, harmailak erabat beltzez jantzita daudela, gure zaleez gainezka... Historikoa litzateke, baina ez niretzat bakarrik, baita kluba eta hiri guztiarentzat ere. Horixe egiten didala ilusioa, taldeak bete berri duen hamarkada honek izan dezakeen amaiera politena izango litzatekeelako garaipen hau erdiestea», adierazi zuen. A. G.

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