Terremoto en China
La tierra vuelve a temblar y deja al menos 589 muertos y 10.000 heridos
Un fuerte terremoto de 7,1 grados de magnitud en la escala de Richter volvió ayer a sacudir China, en esta ocasión la remota provincia occidental de Quinghai, fronteriza con Tíbet, dejando al menos 589 muertos y alrededor de 10.000 heridos, según el balance ofrecido por las autoridades. Los equipos de rescate continuaban buscando supervivientes, ya que se calcula que cientos de personas se encuentran bajo los escombros de las numerosas viviendas derrumbadas.
GARA | BEIJING
Un nuevo seísmo, que alcanzó 7,1 los grados de magnitud en la escala de Richter, se produjo cuando faltaban 11 minutos para las 8 de la mañana (01.49 en Euskal Herria), según la Red de Centros de Terremotos de China. Su epicentro se localizó en la prefectura autónoma tibetana de Yushu, zona montañosa del Himalaya que sirve de frontera entre la remota provincia de Qinghai y Tíbet, y situada a casi 4.000 metros por encima del nivel del mar. El resultado, según el último balance, fue de al menos 589 víctimas mortales, 10.000 heridos y cientos de personas atrapadas bajo los escombros.
La prefectura de Yushu tiene unos 280.000 habitantes, según las autoridades, y se encuentra a unas doce horas de trayecto en automóvil de la capital provincial, Xining. El centro del terremoto se situó en el pueblo de Rima, en el municipio de Shanglaxiu, a unos 50 kilómetros al oeste de Gyegu (Jiegu, en chino mandarín), y a unos 800 kilómetros de Xining. Tras la primera sacudida, las réplicas, de hasta 6,3 grados de magnitud, fueron incesantes. Esto complicó enormemente las labores de rescate de quienes quedaron bajo los escombros, así como la evacuación de los heridos.
El vicesecretario de la prefectura de Yushu, Huang Limin, declaró a los medios estatales que el terremoto se produjo a poca profundidad y que su epicentro se registró cerca de la capital de la prefectura, Gyegu. Se estima que habrá «un alto número de víctimas, ya que el temblor se produjo a primera hora de la mañana y los residentes aún no se habían levantado», indicó.
Se trata de una zona habitada mayoritariamente por tibetanos, y algunos mongoles y chinos de las etnias hui -musulmanes- y han -mayoritaria en el país-. La provincia de Quinghai, donde viven 5,3 millones de personas, es una zona ligada a la etnia tibetana. Hoy día es una zona clave en el conflicto entre China y los tibetanos en el exilio, que la reclaman como territorio de Tíbet. Es una de las provincias más pobres de China, pero también de gran importancia geoestratégica, ya que en ella nacen los tres grandes ríos de Asia Oriental: el Amarillo, el Yangtse y el Mekong. Allí nació el Dalai Lama.
El movimiento telúrico y sus réplicas causaron la destrucción de viviendas, templos, gasolineras y centrales eléctricas, aparte de provocar desprendimientos de tierra, cortes de carreteras y del suministro eléctrico y problemas en las telecomunicaciones en esta región del Himalaya. Además, una presa sufrió importantes desperfectos y amenazaba con colapsar, mientras los operarios trataban de impedir inundaciones.
En la ciudad de Gyegu, sede del Gobierno de la región donde viven 100.000 personas y cercana al epicentro, más del 85% de los edificios se derrumbaron, según un responsable local citado por la agencia China Nueva. Allí la mayoría de las construcciones son tradicionales, de madera y adobe y han quedado totalmente destruidas, los edificios modernos aguantaron la embestida y siguen en pie. El pánico se apoderó de la gente y las calles se atestaron de heridos.
Este temblor se produjo casi dos años después del que el 12 de mayo de 2008 arrasó la provincia de Sichuan, también aledaña a Tíbet y a Qinghai, y que arrojó un saldo de unos 90.000 muertos y desaparecidos.
En esta ocasión, se calcula que cientos de personas permanecen bajo los escombros. Los equipos de rescate recuperaron con vida a 900, pero al cierre de esta edición, ya de noche en China, seguían trabajando en la búsqueda de supervivientes.
Con las manos
La televisión estatal CCTV mostraba imágenes de soldados junto a bomberos, civiles y monjes budistas removiendo, en la mayoría de los casos, con sus propias manos las ruinas de los edificios derruidos. Los equipos de rescate informaron de la falta de material tanto para encontrar supervivientes bajo los escombros como para atender a los heridos.
Las autoridades provinciales enviaron 5.000 tiendas de campaña y decenas de miles de prendas de vestir para los damnificados que tendrán que soportar, sin un techo ni ropa adecuadas, temperaturas de cero grados e, incluso, inferiores.
Un responsable del Ejército involucrado en las operaciones de rescate, Kang Zifu, señaló que la prioridad de los militares es «salvar a los estudiantes». «Las escuelas están siempre en los lugares que tienen un gran número de residentes», declaró, y la mitad de ellas quedaron totalmente destruidas. Debido a la hora temprana del suceso, muchos estudiantes no habían tenido tiempo de salir de sus dormitorios.
En Gyegu, los bomberos estaban intentando rescatar a 20 estudiantes atrapados entre los escombros de un colegio, declaró a la televisión pública Kang Zifu. También estaban tratando de sacar a entre 40 y 50 personas atrapadas bajo un edificio de cuatro plantas derrumbado, según la cadena CCTV.
En el terremoto de Sichuan de 2008 miles de niños en edad escolar perecieron al derrumbarse sus escuelas, una cuestión que provocó una enorme polémica en torno al cumplimiento o no de los mínimos exigidos en la construcción antisísmica de los edificios. Algunos padres manifestaron entonces que la corrup- ción podría explicar por qué miles de escuelas construidas a toda prisa se derrumbaron mientras que otros edificios resis- tieron la sacudida.
En las primeras horas posteriores al terremoto, los equipos de rescate consiguieron recuperar con vida de entre los escombros a 900 personas. Se calcula que varios centenares, muchos de ellos estudiantes, continúan sepultadas.
El Gobierno chino asignó más de 5,37 millones de euros a la ayuda y reconstrucción de Qinghai. El presidente, Hu Jintao, y el primer ministro, Wen Jiabao, ordenaron a las autoridades locales extremar sus esfuerzos para rescatar a posibles supervivientes.
El Ejército envió 1.500 soldados, 100 paracaidistas y su principal equipo médico, a los que se unirán trabajadores de rescate de las provincias de alrededor. Se ordenó a los 600 policías de Yushu que ayuden en labores de rescate y 2.100 oficiales más están en alerta.
«Los grandes terremotos nunca ocurren en un lugar donde no los esperamos», aseguró la geóloga y experta en sismología María José Jurado. Los científicos conoce con exactitud las zonas en las que en los próximos años se van a registrar grandes temblores, superiores a 6,5 grados en la escala de Richter, pero no pueden predecir en qué momento van a producirse. Esas zonas son Chile, México, San Francisco, Sumatra, Japón, China, Turquía, Irán o Argelia.
El de ayer de China se registró en una zona de colisión de placas tectónicas, la cordillera del Himalaya, en la que el riesgo sísmico es muy grande, lo mismo que sucede en los Andes o Islandia. Además, tuvo lugar en una zona relativamente superficial, a unos diez kilómetros de profundidad, lo que lo hizo «especialmente destructivo». «Lo normal en esta zona es que existan terremotos», dijo Jurado, quien agregó que, además, tiene todas las probabilidades de que vuelva a ocurrir, ya que el movimiento de las placas es continuo.
Asimismo, apuntó que el tipo de construcciones de la zona, «no adecuadas para resistir terremotos como éste», lo que hace es que los daños sean más importantes. De hecho, en Japón son habituales los terremotos de la magnitud del registrado ayer «y no pasa nada».
El temblor de ayer es el tercero de graves consecuencias registrado en los primeros meses de un 2010 que se presenta catastrófico. El más grave fue el del 12 de enero en Haití, de 7 grados, que causó al menos 217.000 muertos, 300.000 heridos y daños incalculables. Su presidente, René Preval, dijo que cuando finalicen las tareas de desescombro podrían ascender a 300.000 los muertos y a unos tres millones los damnificados.
El terremoto de mayor intensidad hasta hoy fue el del 27 de febrero en Chile, el quinto más grave de la Historia con sus 8,8 grados, y que, según los expertos, modificó el eje de la Tierra, acortó la duración de los días y desplazó más de tres metros la ciudad de Concepción y alteró la posición de otras ciudades chilenas y argentinas. Murieron 486 personas, un centenar de ellas por el tsunami posterior, mientras que 79 desaparecieron. Los damnificados fueron 800.000. EFE
El fuerte seísmo se produjo casi dos años después del terremoto que el 12 de mayo de 2008 arrasó la provincia china Sichuan, que limita también con Qinghai y Tíbet, y que se saldó con unos 90.000 muertos y desaparecidos.