El Colegio Oficial de Biólogos de Euskadi (COBE) y OCEANA, organización internacional que trabaja para proteger y recuperar los océanos del mundo, han elaborado un estudio en el que proponen crear un corredor ecológico desde Donostia hasta Biarritz con el objetivo de salvaguardar la flora y fauna del fondo marino de la zona.

En la presentación de la propuesta, que tuvo lugar ayer en el Aquarium donostiarra, Jon Ander Etxebarria, Decano de COBE, y Ricardo Aguilar, director de investigación de OCEANA, abogaron por ampliar la zona protegida actual dentro de la ley Red Natura 2000, por un área que conste de 35 kilómetros de longitud y en el que se albergarán más de un millar de especies protegidas ya identificadas.

Las dos áreas que los expertos propusieron añadir a dicha red son las áreas marinas sumergidas situadas en las faldas de Ulia y Jaizkibel.

Según explico Etxebarria, en estos dos lugares confluyen unos valores ecológicos que superan a los que se encuentran en los siete espacios donde actualmente está establecida la Red Natura 2000, al otro lado del Bidasoa.

Estas siete zonas, en cambio, tal y como precisó Etxebarria, las ha determinado el Gobierno francés, «pero claro, el Gobierno francés sólo ha llegado hasta la desembocadura del Bidasoa» ,y agregó que con el fin de garantizar la biodiversidad marina en la zona cantábrico oriental «lo que se ha intentado con esta propuesta es que se superen las barreras administrativas. Barreras, que los recursos naturales no conocen».

Los Lugares de Importancia Comunitaria (LIC) y las Zonas de Especial Protección para Aves (ZEPA) que se encuentran entre Hendaia y Biarritz, cubren 21.000 hectáreas de zona terrestre, marina y fluvial. Son la bahía de Txingudi; el Dominio de Abadia y cornisa vasca; el río La Nivelle, los arrecifes de Biarritz; el estuario del Bidasoa; la costa rocosa y los acantilados de Donibane Lohitzune, respectivamente.

Propuesta y obligaciones

Especificando sobre la propuesta, Aguilar añadió que la petición concreta de la ampliación de estas dos áreas marinas sumergidas de Ulia y Jaizkibel, completarían aproximadamente un total de 27.000 hectáreas marinas. «Esto supondría integrar once zonas hasta ahora protegidas bajo diferentes figuras de protección, a parte de la creación de otras nuevas», y concretó que hasta ahora ocho se encuentran entre Hendaia y Biarritz, y el resto, es decir, tres, se sitúan entre Donostia y Hondarribia.

Con estas cifras, detalló que la propuesta conjunta del corredor ecológico pretende aumentar en 273 kilómetros cuadrados y 35 kilómetros de longitud la región biogeográfica marina Atlántica a ser protegida. Uniendo, por lo tanto, las zonas de uno y otro lado del Bidasoa, daría como resultado el mapa que se puede observar en la página de la derecha.

En cuanto al cumplimiento de las leyes de protección marina, tanto Etxebarria como Aguilar se mostraron de acuerdo al denunciar que el Gobierno español y Lakua no han cumplido con sus obligaciones respecto a la Red Natura 2000. «Vemos cómo a partir del Bidasoa sí que se han hecho los deberes y se han propuesto además muchas zonas más», destacó Aguilar. «Simplemente incidir que es hacer cumplir la ley -prosiguió-. Existe una Directiva de Hábitats que todos los gobiernos de la Unión Europea deben cumplir obligatoriamente para crear esa red de espacios protegidos».

Por su parte, Etxebarria añadió que ellos pretenden ser «una contribución vasca a esta Red Natura 2000 marina», donde 2012 es el año horizonte para gestionarla eficazmente.

Recordaron que el proyecto de Ley de Protección del Medio Ambiente del Gobierno español incluye entre sus objetivos «la creación de una red de espacios protegidos». Tal y como detallaron ayer en el estudio, en el artículo 26 de dicha ley se cita textualmente que hay que «fomentar la conservación de corredores ecológicos y de aquellos elementos que resulten primordiales».

Riqueza marina

Para la elaboración del proyecto, OCEANA y COBE han realizado en las áreas de Ulia y Jaizkibel varios muestreos en barco con el fin de investigar sobre la fauna y flora marinas. «Hemos empleado robots marinos y submarinistas para poder recopilar información sobre comunidades y especies que se encontraban en el fondo», detalló Aguilar.

Aguilar subrayó el interés que alberga observar los diferentes fondos que se diferencian en estas zonas: «Hay fondos blandos, duros, con restos biogénicos, con especies vivas, fangosos, zonas arenosas, pero hemos hallado fondos que desde el punto de vista geológico tienen mucho interés, y son los denominados fondos de bulders y marmitas, que son como grandes bolas rocosas marinas». Detalló que de todos los muestreos que han realizado previamente por el Mar Cantábrico, por el Mediterráneo y Canarias, éste es el único lugar donde han topado con este tipo de fondo marino, considerando este hallazgo «un valor añadido» a la ampliación de la zona protegida.

«Hemos encontrado una gran diversidad de esponjas, algunas de ellas incluidas en Catálogos de Conservación. Y he de decir que muchos de los acantilados rocosos profundos están totalmente cubiertos de fauna en la que prácticamente en un metro cuadrado podemos encontrar decenas y decenas de especies diferentes que otorgan una gran riqueza a este lugar: gusanos pluma, estrellas marinas, crustáceos, corales, o la caracola Tritón, que se encuentra dentro del Catálogo Nacional de Especies Protegidas».

Por último, hizo especial hincapié en las especies que están «prácticamente incluidas en todos los catálogos, convenios y legislaciones de conservación» como es el caso de los cetáceos, especies que se acercan «bastante» a nuestras costas: desde el delfín común al delfín mular.

«Con esta última especie, estamos hablando de una especie prioritaria dentro de la Directiva de Hábitats, y para la cual es suficientemente importante encontrar esta especie en un lugar como para declararlo protegido y generar áreas de conservación», precisó Aguilar.

Afecciones externas

Aguilar consideró que la conservación satisfactoria de esta zona cuenta con factores negativos externos como los puertos pesqueros limítrofes, la contaminación o el cambio de las temperaturas, que provoca la aparición de especies exóticas. En cuanto al primer factor negativo, puso como ejemplo el puerto pesquero de Hondarribia, donde opinó que «es una caladero que no está siendo apenas utilizado, y que nunca ha tenido una gran actividad, sobre todo en los últimos años. Por lo tanto la flota que se vería afectada por la ampliación de la Red Natura 2000 sería bastante limitada».

En ese aspecto, además, mencionó que «en muchos lugares donde se han creado reservas marinas y se han desarrollado sistemas de gestión, finalmente han beneficiado a las flotas que se encontraban en la zona puesto que permite la recuperación de los recursos marinos y al final es en beneficio de los arrantzales».

Al margen de todas las afecciones externas enumeradas en el estudio, tanto OCEANA como COBE consideraron la construcción del puerto exterior de Pasaia una de las infraestructuras costeras que mayor impacto va a tener para afrontar la conservación marina de Jaizkibel-Ulia. Según detallan en el estudio, además de esta ampliación, los puertos deportivos de Hondarribia y Hendaia también tendrán sus efectos sobre la zona.

Denuncian, así mismo, que la zona más oriental, y hasta Asabaratza ha sido utilizada como zona de vertido de dragados del puerto de Pasaia, así como para la extracción de arenas para la regeneración de playas.

Puerto exterior de Pasaia

Sobre el Superpuerto exterior pasaitarra, los expertos recuerdan que el Plan Territorial Sectorial de Protección y Ordenación del Litoral (PST), considera que la propuesta de construir un puerto exterior en Pasaia «afecta gravemente a un área de Especial Protección Estricta en 21,86 hectáreas, lo que representa un 42% de la superficie de la mencionada área en la zona de Jaizkibel, lo que representaría una grave afección a este singular espacio natural, de que ya se ha indicado la necesidad de su protección».

Preguntados en la rueda de prensa si ven compatibles la creación del corredor ecológico con el Superpuerto, Aguilar remarcó que lo primero que piden es que se cumpla la ley, es decir, la Directiva de Hábitats y demás convenios, respectivamente. «A partir de ahí habría que ver qué tipos de actividades se podrían ejercer y cuáles no», manifestó.

«En el caso de Pasaia, lo primero que hay que decir es que no hay nada tangible, aunque las propias evaluaciones que se han hecho hasta ahora dicen que cualquier infraestructura costera en esta zona van a tener un impacto sobre las áreas que están declaradas como lugares de interés comunitario, y que esas afecciones pueden ser muy graves dependiendo de la zona», manifestó Aguilar.

Por ello planteó que lo primero sería presentar un proyecto, hacer un estudio de impacto medio ambiental «serio» y discutir sobre él para concluir si es posible o imposible. «A nosotros nos gustaría, si el proyecto va adelante, poder evaluar y definirnos sobre algo que tiene alguna seriedad». Destacó también que, en el caso de que se realizara dicho estudio, se abriría un período de alegaciones «y será entonces cuando OCEANA y COBE seguramente participaremos».

No quiso pasar por alto que una de las medidas correctoras que se piden es la creación de una zona protegida marina frente a los acantilados de Jaizkibel, y que en estas zonas las actividades tanto lúdicas como comerciales deben de estar controladas y prohibidas, si procede.

La propuesta del corredor ecológico se encuentra dentro de un amplio proyecto que han desarrollado con el fin de ampliar las zonas protegidas.

Con esta nueva propuesta en la mano, tanto OCEANA como COBE afirmaron que llegarán hasta Lakua y el Gobierno central: «Vamos a intentar que se nos escuche en el Parlamento Vasco para que haya un apoyo a esta propuesta».