Pablo CABEZA | BILBO

Pasada la mitad de la década presente surge en Arrasate Governors, formación que anima la escena metálica gracias a la ágil y surtida combinación de metal contemporáneo y melodía. A tres años del debut, las cosas no han cambiado mucho, si acaso asentado. «Frenetikodrome» persiste en la longitud de su pegada, en la anchura de sus melodías y coros. Una fuerte espina dorsal elástica gracias a las excelentes composiciones de Juan Sangre, al fin y al cabo la base de toda canción que quiera enseñar diente. Si a la inspiración de Juan se le añade la personalidad y soltura de los instrumentistas, el resultado se multiplica con mayor realismo que el cuento de los panes y los peces.

Tal es la labor de conjunto y la insolencia creativa que, admitiendo la calle por la que se mueve el estilo, destacar una, dos o tres canciones resulta complicado, por no decir estéril o innecesario. Governors han conseguido la globalidad y la unidad, algo así como un queso en porciones, pero con la cualidad de matices diferentes en el sabor, gracias al brillo de las composiciones, los textos y los arreglos.

En la actualidad, Governors son Juan, ya en 1994 en Ekon, además de Brutal Melody y Fjord. Nació en Arrasate, pero reside en Aretxabaleta. Heloy es el batería, pasó por Brutal Melody y Ekon, toca en paralelo en Flyshit. Jorge, bajo, reside en Legazpi, toca también al lado de Dirty shadow. Pako, guitarra, vive en Arrasate, tocó con Brutal Melody y Bad f Line. Para Aitor, guitarra, ésta es su primera banda. Vive en Algorta.

Unos y otros, con experiencia, cuidando la imagen, el escenario, las canciones... son Governors. Un techo real en la escena metálica vasca y estatal.

Uno de los aspectos que más llama la atención del disco es el equilibrio tan redondeado entre el metal y las melodías y armonías vocales de primer alcance.

Siempre nos ha gustado movernos dentro de esos parámetros que defines. Hay gente que dice que puede ser el eslabón perdido entre algunos de los grupos en los que he estado y de distinto corte. Personalmente intento trabajar en canciones o discos que son los que a mí me gustaría oír como fan. Hay discos incluso entre los grupos que más me gustan, que me acaban aburriendo a partir de la quinta canción. No me entusiasman los discos aferrados a un estilo muy concreto que empieza y no lo sueltan hasta la décima canción. Tiene que ser muy bueno para que me enganche todo el disco, que los hay.

¿El juego entre melodías y contundencia se premedita o surge sobre la marcha?

No es algo premeditado, va más sobre la marcha. Lo que sí se ha dado esta vez es que al ir haciendo las canciones en un periodo de tiempo mucho más reducido que en otras ocasiones (cinco meses). Creo que eres mucho más consciente del resultado global, ya que todo está muy fresco y natural. De todas formas, es muy difícil prever cual va a ser el resultado final de todas las canciones en conjunto cuando estás creando el disco. Simplemente, coges lo mejor de las ideas que tengas en ese momento. Pero todo tiene un componente casual, pues nadie puede asegurar que el siguiente disco sea tan bueno como el anterior, aunque repita la fórmula.

La inspiración llega con el día a día y el esfuerzo personal, pero también con lo que se escucha; quizá, en su caso, sonido muy estadounidense en raíz.

Sí, de todo un poco: de lo que se escucha, de los músicos con los que has trabajado, de anteriores experiencias. Todo el mundo ha aprendido a tocar haciendo versiones, unos de los Maiden y otros de Leño. Todos aprendemos de lo que oímos y tocamos. Puede ser que el disco suene un poco americano por el tipo de producción, pero no hay que olvidar que las referencias en el rock también han venido muy fuertes de bandas escandinavas en los últimos años.

En «Frenetikodrome» todo suena bien y en su sitio, pero la base son las líneas de composición...

Llevo toda la vida intentando hacer buenas canciones. A veces, tengo la suerte de dar con ellas y otras, por la razón que sea, no consigo que sean especiales, al menos para todo el disco en conjunto. Creo que el trabajo es importante, tener mucho material, para quedarte con lo mejor y no conformarse con las melodías. Hace tiempo, alguien me dijo: «¿Sabes cuándo una canción va a ser especial? Cuando la tarareas sobre unos acordes básicos con una guitarra o un piano, aunque el sonido sea una mierda». Y tenía razón. Luego puedes acabar estropeándola, como me ha pasado con algún tema, pero hacer buenas melodías es importantísimo. Luego ya la irás vistiendo con coros, arreglos, sonidos... Cosas que también son necesarias, aspectos que deben lucir, pero la base debe transmitirte algo grande ya.

Los presupuestos cada vez son menores. ¿Dónde está el milagro del buen sonido y mezclas?

La grabación la hicimos en el estudio Higain de Usurbil, que es el estudio nuevo que ha montado Haritz Harreguy. El milagro puede estar en su capacidad para lograr ese sonido tan potente. Hay que ver también que esto es como una pirámide: si empiezas construyendo bien desde abajo, llegarás a la punta de forma satisfactoria. Nosotros hemos intentado llevarlo todo lo mejor posible. Se ha trabajado mucho en el local, en los arreglos, aspectos en los que ha hecho un gran trabajo Aitor (guitarra), tocando todos, además, lo mejor posible y con las ideas claras sobre cada canción.