Derrota en Mestalla
La fórmula de los puntos vuelve a perderse en el camino
El Athletic completa una vuelta sin ganar lejos de San Mamés. La insistencia permitió al Valencia adelantarse en la primera parte por medio de Silva, que repitió en la reanudación.
VALENCIA 2
ATHLETIC 0
Amaia U. LASAGABASTER
En cuanto el Athletic se sube al avión, pierde el papelito con la fórmula de las victorias. Y debe haber unos cuantos acompañando a todas esas maletas que esperan a su dueño en el aeropuerto equivocado, porque los rojiblancos han superado ya los cuatro meses sin celebrar un triunfo lejos de San Mamés.
Diez viajes -once, contando la visita al Anderlecht-, tres puntos. Ése es el pobre bagaje de los cuatro últimos meses para un Athletic que sobrevive exclusivamente a base de su imponente trayectoria en San Mamés. En cuanto se aleja de su estadio, la magia desaparece. Las circunstancias varían -a veces juega mal, otras se queda sin puntería, en ocasiones los rebotes se alían en su contra, y tampoco ha faltado alguna actuación arbitral lamentable-, pero el resultado es inamovible. O casi, que de vez en cuando consigue rascar algún punto.
No sucedió en Mestalla, donde el Athletic se jugaba una suerte de mayoría de edad. Una victoria, más allá de acabar con la mala racha rojiblanca a domicilio frente a un rival de campanillas, habría refrendado a los bilbainos como claros aspirantes al cuarto puesto, amenazando incluso el tercero de su anfitrión. La derrota, con muy poquita Liga por delante, mantiene al Athletic en el pelotón de irregulares, con los ojos siempre en varios escenarios, aunque con el privilegio de depender de sí mismo. Siempre y cuando mantenga el ritmo en casa, porque el tropiezo de anoche hace que vuelva a sentir en el cogote el resuello de sus perseguidores y tenga que volver a interesarse más por Getafe y Villarreal que por Sevilla y Mallorca.
Esta vez, además, no cabe apelar a la injusticia o a la mala suerte. La fórmula de los puntos no fue lo único que se dejaron por el camino los rojiblancos, a los que les faltó chispa, juego e ideas. No hizo falta, de hecho, que Valencia echara mano del frasco de las esencias para mantener sus estadísticas en casa -sólo el Real Madrid se ha llevado la victoria de Mestalla esta temporada-: la insistencia le permitió adelantarse en el primer tiempo y la genialidad sentenciar en el segundo.
Con Ustaritz y David López en el once, el Athletic pareció discutirle la titularidad del estadio a su anfitrión en los primeros minutos. Incluso dispuso de un par de ocasiones, con un buen remate de Markel Susaeta, un balón al palo de Igor Gabilondo -aunque la jugada fue anulada por fuera de juego del añorgatarra- y una buena jugada de Fernando Llorente, que pecó de egoísta con Susaeta muy cerca.
Pero las estiradas bilbainas no tardaron en pasar de la intermitencia a la ausencia. Sobraban balonazos y faltaban continuidad y revoluciones. Tampoco se veían demasiadas en el bando local, pero sí las suficientes para mantener el balón. Que, casi a trompicones, empezó a rondar el área de Gorka Iraizoz. A base de insistencia, el Valencia empezó a rascar faltas, córners -diez en la primera parte- y llegadas más o menos claras. El premio le llegó a diez minutos del descanso, en un saque de esquina y con el inevitable rebote de por medio, que en esta ocasión aprovechó David Silva.
Reacción efímera
El choque se reanudó con mejor pinta. Ander Iturraspe y Fran Yeste saltaron al campo y el Athletic pareció revivir. Fue el único momento en el que, con manga ancha, se pudo incluir a la fortuna entre los factores que decantaron el choque del lado local. Porque César estuvo espléndido para enviar a córner -el primero que botaron los bilbainos, nada menos que en el 55'- un remate de Llorente que casi se convirtió en el empate.
Pero bastante más que el guardameta ché pesaron el hecho de que el Athletic volviera a desinflarse y la calidad de Silva, que sentenció ocho minutos después, con un disparo cruzado a la media vuelta. Aún así tuvieron los rojiblancos un par de ocasiones de engancharse al partido, ambas con Susaeta como protagonista. Y con César, que volvió a lucirse.
Las tres intervenciones del guardameta neutralizaron los pobres argumentos de un Athletic que no tardó en resignarse a seguir buscando la clasificación europea en San Mamés.