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El Papa acepta la dimisión del primer obispo que admite ser un pederasta

El escándalo en el seno de la Iglesia católica adquirió ayer una nueva dimensión cuando, por primera vez, un obispo -el flamenco Roger Vangheluwe, de 73 años- presentó la renuncia a su cargo al reconocer que «cuando era un simple sacerdote, y también cuando comencé como obispo, abusé sexualmente» de un joven. El Papa Benedicto XVI aceptó, horas más tarde, la dimisión del religioso.
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El papa Benedicto XVI aceptó ayer la renuncia del obispo de la ciudad flamenca de Brujas, Roger Joseph Vangheluwe, de 73 años, por abusar sexualmente de un joven.

El mismo Vangheuwe fue quien reconoció los hechos. «Cuando aún no era obispo, y también un tiempo después, abusé de un joven de mi entorno cercano», admitió en una carta abierta leída por el jefe de la Iglesia belga, monseñor André-Joseph Léonard, durante una conferencia de prensa.

La víctima, que era menor en el momento de los hechos y cuya identidad no ha sido revelada, «sigue marcada y en los últimos decenios le he reconocido mi culpa, así como a su familia y les he pedido perdón. Pero no les ha pacificado y tampoco yo estoy en paz. El temporal mediático de estas últimas semanas ha reforzado el trauma y no es posible continuar en esta situación», añadió.

En su escrito, el prelado apuntó que «estoy profundamente disgustado por lo que he hecho y presento mis excusas más sinceras a la víctima, a su familia, a toda la comunidad y a la sociedad en general».

Roger Joseph Vangheluwe aclaró que había presentado su renuncia al cargo a Ratzinger y que, una vez aceptada, «se retira» de la vida pública.

El jefe de la Iglesia católica, Benedicto XVI, aceptó la dimisión en virtud del artículo 401/2 del Código de Derecho Canónico, por el que «se ruega encarecidamente» a los obispos diocesanos que presenten su renuncia al cargo «si por enfermedad u otra causa grave quedase disminuida su capacidad para desempeñarlo».

Los hechos han prescrito. por lo que no existe riesgo alguno de enjuiciamiento penal o civil, pero podría ser «reducido a la condición de laico» por Roma.

Durante la rueda de prensa de ayer, el primado Léonard lamentó «el duro golpe» que suponían los hechos, ya que Vangheluwe «fue visto como un obispo generoso y dinámico».

«Este elemento será resentido con dolor por la comunidad católica de Bélgica, somos conscientes de la crisis que esto va a engendrar», aseguró.

Con esta decisión, la Iglesia belga afirmó que desea «pasar página respecto a una época no tan lejana en la que, en la Iglesia y en otras partes, se prefería el silencia», añadió el primado.

El primero

Vangheluwe es el primer obispo que renuncia por estar directamente involucrado en casos de abusos sexuales a menores tras la gran ola de escándalos que azota a la Iglesia católica y se ha extendido rápidamente a diferentes países tanto de Europa como de América.

Otros clérigos han renunciado a sus cargos por haber encubierto los casos de pedofilia durante décadas, política mantenida por décadas por la jerarquía de la Iglesia católica.

Entre los que han renunciado por encubrimiento figura el prelado irlandés de Kildare y Leighlin, James Moriarty, quien admitió el miércoles que hubiera podido «cuestionar la cultura del silencio imperante» en la Iglesia de su país.

En Irlanda, donde estalló a inicios del año el escándalo, seis obispos u obispos auxiliares implicados en investigaciones sobre abusos sexuales han presentado su dimisión a Benedicto XVI.

¿Por qué se han ocultado durante décadas todos los casos de abusos por parte de la Iglesia?

Durante décadas, el abuso sexual de niños cometidos por sacerdotes irlandeses se ha mantenido en silencio. Por supuesto la Iglesia y la Policía han guardado un silencio sepulcral, pero también los profesores y los mismos padres. ¿Por qué?

Hasta la década de 1990, «era simplemente imposible desafiar a la Iglesia», dijo a France Presse el sicólogo irlandés Kevin Lalor.

La gran mayoría de las escuelas y los hospitales también estaban en manos de la jerarquía católica que tenía algo que decir acerca de todo, incluso sobre la composición del Gobierno.

«El sacerdote era el símbolo de la moralidad y la castidad, era ampliamente respetado. Ni la comunidad, ni los amigos, ni la familia creerían a las víctimas», afirmó la socióloga Sue Donnelly.

Para los menores, también hubo temor a ser «castigados aún más severamente», apuntó Paddy Doyle, una temprana víctima que denunció el escándalo en su libro «El escuadrón de Dios», publicado en 1990. «Si decíamos algo, nos golpeaban y podíamos ser privados de alimentos o del contacto con otros niños», explicó refiriéndose a su infancia en un reformatorio.

Por otra parte, la población «no era realmente consciente». «Hasta hace 15 ó 20 años, se creía que los abusos sexuales eran cometidos por algunas personas determinadas, como enfermos mentales o alcohólicos», recordó Helen Buckley, del servicio de expertos en protección de menores del Trinity College de Dublín.

Después, en los años 90, la gente comenzó a hablar, animada por «los diversos servicios de consultoría puestos en marcha en aquel momento», aclara.

«De repente», dice Kevin Lalor , «pasamos de una ausencia total del tema» a la gran exposición actual. Loïc VENNIN | AFP

La Iglesia atribuye las denuncias a una campaña del demonio

La Iglesia católica latinoamericana, que reúne a la mitad de los fieles del mundo, también se ha visto salpicada por el escándalo de la pederastia y optó por responder con demandas de perdón y acusaciones a la masonería y al demonio de estar tras una campaña contra el Vaticano.

Entre las numerosas declaraciones realizadas últimamente, el cardenal colombiano Darío Castrillón dijo el jueves que «nunca» se arrepentirá por el apoyo que dio a un obispo francés que no denunció a un sacerdote pederasta y aseguró que hay una «persecución» de la masonería contra la Iglesia. GARA

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