Suspense total cuando faltan quince días para las elecciones británicas
Denis HIAULT (AFP) |
El suspense parece total a menos de dos semanas de unas elecciones generales británicas que se anunciaban como un trámite para los conservadores, debido al avance de los liberal-demócratas y a la volatilidad de los votantes que favorecen un Parlamento sin mayoría absoluta.
Los analistas destacaban unánimemente ayer la multitud de escenarios posibles cuando los tres principales partidos se mueven en una horquilla entre el 27% y el 32% de intención de voto: una corta victoria de los tories de David Cameron, el mantenimiento del impopular Gordon Brown gracias a un sistema electoral muy favorable a los laboristas, y la formación de alianzas o de un Gobierno de coalición en el que los liberal- demócratas tendrían la llave. O incluso la ausencia de una solución viable, que obligaría a convocar nuevas elecciones.
El Parlamento sin mayoría absoluta es la pesadilla de círculos de negocios, de conservadores y de laboristas. Pero más del 50% de los británicos está tentado a optar por el voto de castigo y una experiencia de Gobierno inédita desde 1974, según varios sondeos. ¿Los motivos? Una voluntad de cambio tras 31 años de bipartidismo sumada a las desilusiones acumuladas por la peor recesión de la postguerra, la impopularidad de las guerras de Irak y Afganistán y la pérdida de credibilidad del establishment político tras el escándalo de los gastos parlamentarios.
En esta nueva situación, el vencedor inmediato es Nick Clegg. La actuación de este europeísta políglota en el primer debate electoral televisivo catapultó a los liberal-demócratas al 30% de la intención de voto. Si el resultado se confirma el 6 de mayo, supondría para los centristas un récord en 90 años. La «Cleggmanía» estuvo acompañada de una campaña feroz en la prensa conservadora, pero quienes apostaban por su pinchazo se sintieron decepcionados el jueves. Clegg salió ganador del segundo debate en tres de los cinco sondeos.