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La izquierda abertzale profundiza en su estrategia para dar cuerpo al proceso democrático

La izquierda abertzale vuelve a demostrar, con hechos y declaraciones, su compromiso sin reservas con un proceso político, democrático y pacífico que tenga en la voluntad popular su único tope y garantía. La declaración presentada ayer en Iruñea es diáfana en su contenido y ciertamente relevante en la forma. Esa fotografía es un hecho. La profundidad de banquillo que demuestra tener ese equipo, a pesar de verse sistemáticamente diezmado cuantitativa y cualitativamente por la estrategia del Estado español (Iñaki Iriondo, en su comentario de la página 5, abunda en este punto, aludiendo sin mencionarlo, por ejemplo, a Arnaldo Otegi: «Hay que repetirlo: seis meses ya en prisión por defender la apuesta exclusiva por las vías políticas y democráticas»), es un reflejo altamente ilustrativo de que la izquierda abertzale vive y camina ya en clave absoluta de proceso democrático.

Los observadores internacionales y una parte muy amplia y heterogénea de la sociedad vasca así lo entienden, y será en ese contexto, y sobre esas bases cimentadas con mayor profundidad si cabe ayer por la izquierda abertzale, donde se concretarán iniciativas cada vez más ambiciosas. Iniciativas que deben construir, sin prisas pero sin pausas, el escenario que nos lleve a nuevos tiempos y grandes acontecimientos.

Nada regalarán los estados español y francés en ese camino. De ahí la enorme importancia de que la sociedad y los líderes políticos del presente y del porvenir se anticipen y se formen y preparen con ambición desde hoy mismo. Sin esperar ni atender, por ejemplo, a declaraciones como las pronunciadas por Jesús Eguiguren al diario «Berria», esclarecedoras no por lo que dice sin rubor («Mientras no veamos algo nuevo, tenemos las manos atadas»), sino por lo que esconde. La inacción de muchos de los actores o agentes implicados en este conflicto, o, mejor dicho, su acción única y exclusivamente enfocada a torpedear cualquier solución real y justa al mismo (estrategia que pasa una y otra vez por esconderse detrás de lo que la izquierda abertzale pueda hacer o dejar de hacer al mismo tiempo que la golpea), debe ser precisamente un acicate para redoblar esfuerzos. Porque el PSOE, como otros partidos o agentes, jugará a mirar a otro lado, a mezclar conceptos y organizaciones, a negar, atrasar y poner condiciones hasta que, efectivamente, se encuentre con un movimiento y una sociedad cuya fuerza y ambición ya no pueda frenar. Unidad de acción y activación popular que impulsen y plasmen las iniciativas ya en marcha y las que sin duda vendrán. Será esa acción decidida la mejor respuesta, desde hoy mismo, a la estrategia del Estado español contra la izquierda abertzale y la acumulación de fuerzas en torno al independentismo, contra la activación de la sociedad o, por poner un ejemplo más concreto, contra el Colectivo de Presos Políticos Vascos, que el Estado tiene sin duda en su punto de mira.

La presencia de numerosos ex presos políticos en la fotografía de ayer en Iruñea es, en este sentido, también muy relevante, reflejo de la importancia que esta cuestión tiene y debe tener tanto en la izquierda abertzale como en el desarrollo del proceso democrático.

Un proceso democrático que, como se ha apuntado, la izquierda abertzale ya da por lanzado. Está en marcha y la declaración presentada ayer en Iruñea así lo atestigua. El texto leído por Karmele Aierbe y Txelui Moreno recoge, además de puntos ya conocidos, algunos otros más novedosos, como, por ejemplo, los emplazamientos que concreta y dirige a ETA y al Gobierno español (que ilustran de modo reiterado y rotundo su convicción de que el proceso de liberación nacional y social de este país debe basarse en formas y métodos de lucha exclusivamente políticos, pacíficos y democráticos, entre otras cosas porque a través de ellos será por donde podrá canalizarse la acumulación de fuerzas y la activación total de la sociedad) o las enseñanzas que entresaca, con perspectiva de futuro, de la experiencia del último proceso de negociaciones.

Es un nuevo tiempo y debe avanzarse con mayor ambición y nuevos instrumentos para que el cambio gane en velocidad, fuerza y masa. Que es lo mismo que decir para estructurar y dar cuerpo al proceso democrático. Ésa es la apuesta política de la izquierda abertzale. Y es una apuesta que promete eficacia presente y futura. Presente, porque está demostrando que es capaz de provocar o alimentar una acumulación de fuerzas que puede traer un cambio de situación fundamental; y de futuro, porque tanto la sociedad como los observadores y personalidades internacionales del máximo nivel que ya han mostrado públicamente su implicación con una resolución democrática del proceso van a sostenerlo.

Y la declaración de ayer parece ir dirigida plenamente a dar forma y cuerpo al proceso democrático. Un proceso que, tomando como referencia métodos pasados, evolucionará sin duda con vida propia y recursos o vías probablemente nuevas.

Es tiempo de construir, de profundizar en lo ya hecho y de dar más pasos en el camino, de plasmar iniciativas con mentalidad y enfoques nuevos, porque nuevo es el tiempo que vivimos.

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