El maestro del hierro Eduardo Chillida (Donostia, 1924-2002) no sólo trabajaba en «grandes dimensiones» como en sus esculturas más conocidas por el público. Tuvo además la delicadeza de trabajar con el papel, en formato pequeño, creando piezas bidimensionales pero que podrían calificarse como obras escultóricas. Muestra de ello es la exposición «Collage» que desde el viernes se puede visitar en la galería Carreras Múgica de Bilbo.

«En cierto modo, los collages de Chillida son eminentemente escultura. Están más relacionados con el mundo del volumen y la tercera dimensión que con el mundo del dibujo y su bidimensionalidad», destacaron en la galería.

La muestra nace fruto de la colaboración entre la galería bilbaina y el Museo Chillida-Leku. «El papel para Chillida siempre ha tenido una gran importancia, y son diversas las técnicas por las que ha transitado: dibujos, collages, grabados y gravitaciones», explicó la galería. Pero, en esta ocasión, la exposición se centra en el collage, «a través de un lenguaje escultórico cuyo fin es la interrogación espacial, siendo el espacio un concepto omnipresente en su obra».

«El pintor y el escultor están muy lejos entre sí», decía Chillida. «Una tercera dimensión que todo lo cambia los separa. El punto de vista del escultor estará siempre a noventa grados del punto de vista del pintor. El escultor encuentra las superficies mirando siempre en profundidad. Esto es, redondo alrededor de lo que se mira, siendo indiferente la forma de lo que se mira. Ala escultura se tiene acceso desde ese campo `redondo alrededor'. No hay otra posibilidad».

Desde 1952 hasta 1986

La exposición está ordenada cronológicamente pero «la elección de cada collage se ha realizado con la intención de subrayar su materialidad, resaltando las cualidades específicas de los papeles y la diversidad de texturas con las que el artista juega».

Entre las obras, encontramos sus primeros collages geométricos, ligados a la realización de las «Puertas de la Basílica de Arantzazu», su primer encargo público. De aquellos inicios también rescatan collages que «rememoran el mundo rural, el universo de aperos de labranza que fue tan significativo en sus orígenes cuando, tras el descubrimiento del hierro, comienza un nuevo camino creativo».

Destacan, además, las obras realizadas a partir de la superposición de planos interconectados entre sí, en las que «es primordial la relación generada entre los bordes de los papeles». En estos collages hay bordes quemados, rasgados y los cortes son irregulares.

Chillida también introducía trozos de periódico en sus trabajos, sugiriendo un juego de volúmenes y masas como se puede apreciar en esta exposición que permanecerá abierta hasta el 4 de junio.