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Setenta años de gánsteres, privacidad y amor por Shakespeare

Antonio MARTÍN-EFE | LOS ÁNGELES

Michael Corleone, Tony Montana, Frank Serpico... son personajes inmortales del cine que han nacido de las entrañas de Al Pacino, uno de los mejores actores de la historia, que hoy cumple 70 años enamorado de Shakespeare e intentando salvaguardar su intimidad.

Ha ganado el Óscar (cine), el Emmy (televisión) y el Tony (teatro) al mejor actor. Su mirada es capaz de helar y enternecer corazones según convenga, y de su calma tensa nacen brotes de rabia e intensidad en sus interpretaciones más brillantes.

Sus películas hablan por él, pero pocos conocen al verdadero Alfredo James Pacino. «Toda mi vida he luchado por proteger a mi familia». Es una frase de Michael Corleone («The Godfather»), el personaje por el que siempre será recordado. Pero bien podría haber sido dicha por el propio actor, celoso de su privacidad hasta límites insospechados.

Gracias a Coppola

La carrera de Pacino se extiende por cuatro décadas en las que ha filmado unas 40 películas y por las que ha conseguido ocho candidaturas a los Óscar. Sonó la flauta en una ocasión, la última vez que resultó nominado («Scent of a Woman», 1992).

Su papel del coronel ciego Frank Slade, provocador, lenguaraz y suicida, hizo que la Academia de Hollywood saldara una deuda de años con el actor, candidato a la estatuilla dorada también por «The Godfather» (1972), «Serpico» (1973), «The Godfather II» (1974), «Dog Day Afternoon» (1975), «And Justice for All» (1979), «Dick Tracy» (1990) y «Glengarry Glen Ross» (1992).

Pacino le debe su carrera a Francis Ford Coppola, el director de «The Godfather», quien se fijó en el actor -por entonces un completo desconocido- para protagonizar la que sería una de las películas más famosas del celuloide a pesar de las reticencias iniciales de los estudios Paramount.

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