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Aparece amianto en otras tres plantas del edificio BBVA en Bilbo

El 28 de abril se conmemora el Día Internacional de la Seguridad y la Salud en el Trabajo. Uno de los mayores problemas con que se encuentran los trabajadores es «la muerte silenciosa» que provoca el amianto, un mineral cancerígeno que todavía se encuentra entre nosotros. En BBVA han vuelto a aparecer plantas con amianto. En lo que llevamos de año han fallecido seis ex trabajadores, que se suman a los dieciséis del año pasado. Una sangría.

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Juanjo BASTERRA

En otras tres plantas de BBVA ha aparecido amianto, según ha podio saber GARA. La Inspección de Trabajo interpuso un recargo del 50% al banco que preside Francisco González, al reconocer que el ex trabajador electricista de mantenimiento, Cosme Real Merino, sufre un mesotelioma derivado de haber tenido contacto con el amianto en las instalaciones de Gran Vía 1, el edificio emblemático de la capital vizcaina. Este diario ha conocido, además, que los abogados de BBVA han interpuesto una reclamación contra esa resolución de recargo de prestaciones de la Seguridad Social por falta de medidas de seguridad en el trabajo.

En la tramitación de la reclamación de Cosme Real Merino, la Inspección de Trabajo dio un plazo de un mes a BBVA para llevar adelante un proceso de desamiantado del edificio en las dependencias del sótano y algunas instalaciones donde se encuentra todavía amianto, así como a señalizar las «zonas de difícil acceso» en las que podría existir restos confinados del mineral cancerígeno, como indica la Inspección de Trabajo. La empresa Cespa Conten, que es la encargada del desamiantado, deberá poner ese plano a disposición de la contrata de mantenimiento, Giroa.

Zonas de mucho tránsito

Además, la Inspección de Trabajo exige en esta ocasión que «se priorice» el desamiantado del hueco de uno de los ascensores del edificio, que todavía tiene amianto, por «el elevado tránsito de los trabajadores y la preocupación que ha suscitado este mineral cancerígeno entre el personal del edificio». En un plazo de un mes, BBVA debería presentar un calendario de desamiantado de «las zonas pendientes y que se ha detectado amianto». Son «la planta tercera, el patinillo lateral y ascensores 1,23 desde la planta menos tres a la vigésimoprimera. La planta diecinueve. El descansillo exterior detrás de las escaleras metálicas de la planta siete a la veintiuno -dos vigas por planta aproximadamente-. El cuarto de máquina de los ascensores de la planta veintiuno y la zona del hall del salón de actos en el acceso a las escaleras de madera en planta menos uno».

La resolución ofrece treinta días de plazo a BBVA para llevar adelante ese proceso, pero mientras eso ocurría, el Comité de Seguridad y Salud de BBVA localizó el pasado 16 de abril, el viernes pasado, restos de amianto en los baños de caballeros en las plantas del sótano, en la menos dos y en la primera.

Todo ello demuestra que los trabajos de desamiantado del edificio, que se hicieron ya hace casi una década, no se han llevado con rigurosidad. Este hecho ha provocado un malestar entre los empleados del banco que preside Francisco González, por el peligro que tiene el amianto, ya que puede permanecer latente entre diez y cuarenta años antes de que se conozcan sus efectos cancerígenos. Por eso, la vigilancia específica de la salud es necesaria. Sin embargo, en este tema hay que poner dudas, porque Osalan sólo tiene censados el 18% de los trabajadores que trabajaron con amianto treinta años antes.

Alta mortalidad

El amianto es «una epidemia de muerte». Angel Cárcoba, experto en el mineral cancerígeno y miembro de CCOO, recuerda que la Comisión Europea considera que hasta el año 2030 fallecerán 500.000 personas en la Unión Europea por haber estado expuestas al amianto. En el Estado español serán alrededor de 55.000 personas y en Hego Euskal Herria, entre 8.000 y 10.000 trabajadores.

A su juicio, «los gobiernos se encuentran anestesiados ante el lobby del amianto». Reclama la puesta en marcha de un fondo de compensación para que las víctimas no tengan que recorrer los juzgados para obtener el reconocimiento profesional.

En Araba, Bizkaia y Gipuzkoa han fallecido hasta el momento seis ex trabajadores por amianto, que se suman a los dieciséis que murieron el año pasado. Son datos que se conocen y que la Asociación de Víctimas del Amianto de Euskadi (Asviamie) recoge. Los dos últimos fallecidos han sido Rafael Tamayo, de 65 años, que trabajó en Ibarra y Cía, de Santurtzi. Falleció el pasado 9 de marzo. Mientras que Juan Benito Moreno Calleja, de CAF de Beasain, falleció el pasado 14 de abril.

Sematec organiza cursos de detección del mineral cancerígeno

Sematec organizará dos cursos al año para especialistas sobre el amianto, tanto para su detección como para su control. La posible presencia de materiales con amianto en los edificios supone en este momento un problema «al que debe buscarse una solución». Según explicó Arantxa Zapata a GARA, «es necesario saber dónde se encuentra el amianto», porque todavía muchos edificios industriales y edificios residenciales lo tienen en sus estructuras. Aunque en el Estado español no existe una normativa específica para su control, Sematec quiere adelantarse a este proceso para formar a los técnicos, como ya se hace en otros países de la Unión Europea. Seguirán la metodología del Institut National de Recherche et de Securité (INRS) del Estado francés, que es bastante avanzada.

Zapata explicó que en el Estado francés se ha avanzado mucho. Antes de vender una vivienda «pasa la inspección de amianto, si existe el valor del piso se reduce. La verdad es que los franceses nos llevan bastante ventaja». Por eso, esta empresa ubicada en Donostia cree que es necesario anticiparse ante este riesgo contra la salud de las personas. «Los cursos serán para grupos de quince personas, más o menos, porque queremos que la formación sea profunda», explicó la técnico de Sematec

Arantxa Zapata reconoce que entre 1965 y 1985, sobre todo en torno a 1974, fue cuando el Estado español importó más amianto, se tiene constancia de que a mediados de los setenta del siglo pasado llegaron en torno a 150.000 toneladas de amianto. «Mucho habrá desaparecido, pero otro mucho se encuentra en los edificios y en las instalaciones industriales». Esta técnico de Sematec reconoce que desde que se prohibió el amianto a mediados del año 2002, todavía no se ha actuado para eliminarlo. «Se va haciendo algo por parte de algunos ayuntamientos en cuanto al mapa del amianto, pero llegará», precisó. Lo que sí reconoció es que el proceso «va demasiado lento» en cuanto a la resolución de la conferencia sobre amianto en el Parlamento Europeo en 2005, que resolvió que para 2007 tendría que haber auditorias obligatorias de edificios públicos y para 2008 de viviendas y medios de transporte. No se ha hecho».J.B.

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