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Hondarribia-Irun intenta despertar de una temporada de pesadilla

Bien está lo que bien acaba, dice el refrán, y visto lo mal que lo ha pasado Hondarribia-Irun en esta temporada 2009/2010, con haber salvado la categoría es como para darse con un canto en los dientes. Lesiones, malas rachas... una pesadilla que debe servir de cara al año que viene.

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Arnaitz GORRITI

Hay días en los que uno preferiría no haberse levantado de la cama. Si esa clase de días se alargan desde setiembre hasta abril, entonces el problema es bastante más grave. Así de mal le han ido las cosas a Hondarribia-Irun esta pasada campaña, una pesadilla que conviene dejar atrás.

El conjunto hondarribiarra ha sufrido lo que no está en los escritos para salvarse. «Algunas jugadoras han llegado a comentar que sufrían pesadillas debido a la mala situación del club», confesaba a este periódico Joan Albert Cuadrat, entrenador de Hondarribia-Irun las dos últimas campañas. «Nadie puede dudar de la implicación de todas y cada una de las jugadoras, y si el equipo se ha salvado es por eso; no ha habido ni una sola jugadora, ni una sola persona en el cuerpo técnico a la que le importase tres pepinos lo que pasaba con Hondarribia-Irun. Todos hemos dado lo máximo que hemos podido. Admito que hemos cometido errores, porque si no, no hubiéramos estado rozando los puestos de descenso. Pero por suerte, tanto el cuerpo técnico como las jugadoras se han dejado el alma por el equipo y se han mantenido unidas. De no haber sido así, estoy seguro que este equipo hubiese descendido a Liga Femenina 2».

Hondarribia-Irun, después de haber sobrevivido a un drástico recorte presupuestario un par de años antes, afrontaba el curso baloncestístico 2009/2010 con ilusión. La idea era superar la octava plaza de la campaña anterior -posición que en principio había otorgado al club guipuzcoano la posibilidad de disputar la Women Eurocup, aunque al final hubiera de renunciar- y consolidarse en un segundo grupo, por detrás de los inalcanzables Ros Casares y Perfumerías Avenida.

«Todo se rompió con la lesión de Jovana Rad», narra el ahora ex entrenador de Hondarribia-Irun. «El equipo estaba construido a su alrededor. Pocas jugadoras hay en Europa que tengan su talento, su capacidad de abrir el campo -es una ala-pívot que puede jugar de alero-, pero su lesión rompió todos los esquemas del equipo. Gracias a su versatilidad podíamos tener dos estilos de juego diferente, pero su lesión nos mató. Económicamente no podíamos fichar a ninguna sustituta, y cuando empezamos a tener dinero, resulta que se lesionó María Revuelto para cuatro meses y nos vimos obligados a fichar a otra exterior -De Forge-. Además de María y Jovana, otra jugadora importante de este proyecto, Helen Luz, también se ha pasado dos meses en el dique seco», añade.

Siempre a contrapié

Con todo, en la primera vuelta Hondarribia-Irun obtenía cinco de sus ocho victorias, manteniéndose a prudencial distancia del descenso. Pero una vez más, las sucesivas lesiones y una mala racha de ocho derrotas seguidas terminaban por minar la quebradiza moral guipuzcoana.

«Intentamos meter muy pronto a Jovana a trabajar con un protagonismo importante y la verdad es que aún no estaba lista. Nos sumergimos en una dinámica mala, en el contexto de un equipo en el que aparecen jugadoras nuevas cada semana, cuando los rivales están en un proceso de jugar de memoria. Cuando los otros equipos en ese momento juegan con una soltura y un estado físico mucho mejor, compites porque tienes calidad, pero cuando llegan los cinco últimos minutos, donde mejor hay que estar físicamente y más de memoria hay que jugar, tú estás siempre un paso por detrás», explica el técnico catalán.

«Así, te encuentras a jugadoras como Ana Suárez debiendo tomar un rol de protagonista, o a Laura Nicholls y Bavendam jugando muchos más minutos de los habituales, y con una presión tremenda debido a las derrotas. Por suerte, llegamos al campo del Olesa y ganamos en una prórroga que nos dio vida, seguido de otra victoria en la prórroga en casa ante Ibiza. De haber perdido aquellos partidos, especialmente el de Hondartza, no nos hubiésemos salvado», confiesa un Joan Albert Cuadrat que se despide de su periplo hondarribiarra «satisfecho. Nuestro primer año fue un éxito inesperado, y este segundo decepcionante. Pero la gente ha estado implicada para salvar la categoría. Ojalá el equipo sepa interiorizar lo sucedido esta campaña, y que el nuevo entrenador ponga a Txingudi Saskibaloia donde se merece». Un nuevo día brillará.

Pepelu Múgica, el técnico elegido para volver a empezar

Mientras Joan Albert Cuadrat liaba el petate, el presidente de Txingudi Saskibaloia, José Mari Izagirre, encontraba en José Luis «Pepelu» Múgica el sustituto para el banquillo. «Necesitamos un técnico que se implique en el club y en la formación de las categorías inferiores», sentenciaba el máximo mandatario hondarribiarra.

Múgica parece el ideal para volver a empezar; conoce muy bien la casa, ya que la dirigió en la temporada del último ascenso a la Liga Femenina. En su presentación, el nuevo entrenador mostraba sus intenciones. «Hay que ir día a día y no pensar mucho más allá. El primer objetivo es el trabajo».

Por lo pronto, parece que mantendrá el mismo bloque. Helen Luz y Candy Navarro han decidido retirarse, y Salkauske y Nicholls no seguirán. Pero Suárez, Quintero, De Forge, Rad y Bavendam sí, y es muy posible que Revuelto siga también. Puede que alguna joven de la cantera tenga un hueco en esta nueva plantilla. A. G.

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