Las esperanzas de diálogo se disiparon ayer en Tailandia, donde su primer ministro, Abhisit Vejjajiva, rechazó la oferta de los «camisas rojas» seguidores del ex primer ministro Thaksin Shinawatra, que el viernes se declararon dispuestos al diálogo a cambio de que se disuelva el Parlamento y se organicen elecciones legislativas en un plazo de treinta días.

«No, rechazo (esa oferta). Ya que ellos recurren a la violencia y a la intimidación. No puedo aceptar eso», declaró. «El ultimátum de 30 días no es el problema. Una disolución (del Parlamento) debe ser efectuada por el bien de todo el país y no solamente por el de los `camisas rojas', y eso debe hacerse en el momento indicado», añadió Abhisit. «Su propuesta busca únicamente captar la atención de la prensa extranjera», afirmó.

En las últimas semanas, el primer ministro no se ha desviado ni una pulgada de la línea que mantiene. Nunca se ha planteado dimitir antes de que finalice 2010, cuando acaba la presente legislatura. Unas tímidas conversaciones mantenidas a fines de marzo, terminaron en fracaso.

Los «camisas rojas» llevaban tiempo pidiendo su dimisión antes de proponer el vienes la disolución del Parlamento en el plazo de un mes y la convocatoria de elecciones dentro de tres meses.

Este nuevo bloqueo se produce cuando ambas partes parecían mostrar signos de su voluntad para acabar con la crisis política que paraliza el país.

Los miles de manifestantes «camisas rojas» recibieron, parapetados tras barricadas de neumáticos y empalizadas de bambú, la negativa del Gobierno, ya que temían una inminente operación de la Policía para sacarles del centro de Bangkok.

El jefe del Ejército y máximo responsable de la seguridad en la capital, general Anupong Paochinda, descartó el viernes el empleo de la fuerza para disolver a los manifestantes, en el punto de mira de los grupos de partidarios gubernamentales, conocidos como «camisas amarillas», de corte conservador. No obstante, el portavoz del organismo creado para supervisar la seguridad en la capital, coronel Sansern Kaewkamnerd, aseguró, sin precisar cómo ni cuándo, que los miles de «camisas rojas» serían disueltos, sus armas incautadas y su campamento desmantelado, informó Efe.

«Si el primer ministro rechaza nuestra oferta, nosotros vamos a continuar luchando», advirtió Natthawut Saikuar, uno de los líderes de los «camisas rojas». Según un compañero suyo, Abhisit dio ayer orden a Anupong de recurrir al empleo de la fuerza.