No hay derbi en los últimos años entre Osasuna y Athletic en el que no haya algo en juego, sobre todo cuando se disputa en la segunda vuelta. Bien es cierto que en esta ocasión, los retos son menos acuciantes o más satisfactorios, dependiendo de un caso u otro.

La victoria a domicilio del Valladolid aprieta la clasificación abajo, pero mantiene la diferencia con el descenso a seis puntos antes de jugarse el encuentro de hoy, en lo que se refiere a la pugna rojilla por asegurar cuanto antes la permanencia, mientras que los vizcainos llegan presionados por la victoria del Villarreal en Santander, lo que les obliga a variar su mala racha a domicilio si no quieren verse distanciados en su lucha por hacerse un hueco entre los puestos europeos.

El encuentro está mediatizado por las adversidades de un envite a estas alturas de temporada, en forma de sanciones y lesiones. Fijos como Monreal, Nekounam o Iraola no serán de la partida, con Juanfran y Orbaiz, además, como principales dudas para ser de la partida.

Todos quieren jugarlo

Asimismo, y dada la trascendencia del choque, nadie quiere perdérselo y hombres como Toquero o Pandiani han apurado sus recuperaciones para estar en El Sadar, bien con el pitido inicial o esperando su oportunidad desde el banquillo.

La nota negativa en esta ocasión es que la predisposición de los jugadores por estar en el derbi no ha sido correspondida de la misma forma por otras instancias. Que un derbi de estas características tenga que disputarse un lunes, por mucho que las televisiones sean quienes manden ahora mismo en el fútbol, no deja de ser un despropósito y una ofensa a ambas aficiones, que también ponen su granito de arena al espectáculo.

Descafeinado por la elección de la fecha, pero no por lo que hay en juego, a buen seguro que navarros y rojiblancos van a poner toda la carne en el asador para llevarse el ascua a su sardina. Ninguno de los dos lo tendrá fácil, pero la necesidad mutua vaticina un emocionante envite.