El líder del principal partido de la oposición húngara, el derechista Fidesz, Viktor Orban, proclamó ayer la victoria de su formación en la segunda vuelta de las elecciones legislativas que le garantiza dos tercios de los diputados del Parlamento.

Después de ocho años de Gobierno socialdemócrata, marcados por la crisis económica y la corrupción, el ex primer ministro Orban obtuvo 263 de los 386 escaños en el Parlamento, cinco más que la mayoría de dos tercios (258), según los datos publicados por la Oficina Nacional Electoral (OVI) con el recuento del 99,22% de los votos.

En la primera vuelta, el Fidesz ya se había asegurado una mayoría absoluta con el 52,73% de los sufragios.

A Orban sólo se le han escapado dos de los 176 distritos electorales, donde los socialdemócratas del MSZP salvaron la jornada electoral.

Este logro histórico va a suponer que Hungría va a ser gobernada por un único partido capaz de llevar a cabo, sin tener que negociar con otras formaciones, las reformas constitucionales prometidas.

Aclamado por miles de seguidores en Budapest, Orban señaló que la victoria de su partido, que calificó de «revolución en las urnas», significa «el fin de la época que sumió al pueblo en la pobreza y la desesperación».

Durante la campaña anunció que modificará las leyes de prensa, con el fin de «racionalizar» la industria; y recortará el número de cargos electos locales, porque sobrecargan los presupuestos públicos. Además, quiere cambiar la legislación sobre la doble ciudadanía para beneficiar a más de tres millones de etnia húngara que residen en países vecinos.

Entrada del Jobbik

Estas legislativas se han caracterizado también por la entrada en el Parlamento de la extrema derecha, a través del Jobbik, tras una campaña centrada en el antisemitismo, la estigmatización de los gitanos y su oposición a la Unión Europea.

El Jobbik se ha consolidado como tercera fuerza con 47 escaños, justo detrás del MSZP que sólo obtuvo 59 asientos. Los ecologistas del LMP lograron 16.

En esta segunda vuelta, habían sido llamados a las urnas 2,5 millones de votantes en 57 de las 176 circunscripciones, donde en la primera ronda ningún candidato obtuvo la mayoría absoluta requerida.