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Moscú trata de atar en corto a la inestable Ucrania, pero no se fía

Pese a la batalla campal provocada por la oposición pro-occidental, el Parlamento de Kiev dio luz verde al acuerdo por el que Ucrania permitirá a Rusia hasta 2042 mantener su flota del Mar Negro en Crimea. Moscú no ocultó su satisfacción y ha propuesto al Gobierno ucraniano unificar los sectores nucleares civiles de ambos países. Ello no quiere decir que el Kremlin lo fíe todo a la carta inestable de Ucrania y trabaja con alternativas a su gas hacia el sur de Europa.

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El acuerdo sobre el mantenimiento 25 años más de la flota rusa en Crimea a cambio de una rebaja en el precio del gas ruso para Ucrania fue aprobado por los parlamentos respectivos.

Pero mientras la Duma rusa lo avalaba por unanimidad enviándolo para su ratificación al Consejo de la Federación, la Rada ucraniana acogió una verdadera batalla campal que no pudo impedir su aprobación p0r parte de la nueva mayoría, que cosechó 236 votos, diez más que la mitad más uno de escaños.

La oposición, que había anunciado su boicot al acuerdo, firmado la pasada semana en Jarkov por los presidentes de ambos países, Viktor Yanukovich y Dimitri Medvedev, pasó a la acción. La sesión comenzó con peleas y puñetazos y tras la votación, la Presidencia de la sala fue objeto de lanzamientos de botes de humo y huevos. El presidente, Vladimir Litvin, anunció el resultado de la votación protegido por dos paraguas y los diputados tuvieron que abandonar la sala por el humo.

En el exterior, miles de seguidores de la oposición pro-occidental enarbolaban pancartas reivindicando Crimea y exigiendo la retirada rusa. La Policía impidió su acceso a la sede legislativa. Cientos de seguidores del Gobierno secundaron otra concentración en defensa de las relaciones ruso-ucranianas.

En Sebastopol, capital de Crimea, cientos de personas se manifestaron a favor del acuerdo.

Traición

La oposición del Bloque Timoshenko, de la ex primera ministra, y de Nuestra Ucrania, del ex presidente Viktor Yushenko, habla abiertamente de traición y sus portavoces alertaron de que Rusia se hará gradualmente con el control de los gaseoductos y de las empresas estratégicas ucranianas. Julia Timoshenko llamó a una masiva movilización opositora el 11 de mayo para bloquear la política del país.

De visita relámpago horas antes en Kiev, el primer ministro ruso, Vladimir Putin, aseguró haber debatido la cuestión con Timoshenko cuando lideraba el Gobierno «y nadie estaba en contra del acuerdo (...) la cuestión era el precio». Un precio que, en este caso, Putin tildó de «exorbitante». El descuento en el gas costará a las arcas rusas 40.000 millones de dólares.

El primer ministro ruso defendió, no obstante, el interés estratégico de una alianza con Ucrania y propuso extenderla al ámbito nuclear. El presidente ucraniano, Viktor Yanukovich, calificó la idea de «interesante».

Pero Moscú no se lo quiere jugar todo a una carta. Estos días Putin ha viajado por Europa promocionando el proyecto de gase oducto South-Stream, que ya cuenta con el apoyo de Italia y de Austria, y que llevaría el gas ruso a los países del sur y sureste de la UE más allá «del alboroto político» ucraniano, en palabras del propio Putin.

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En 1954, el entonces presidente de la URSS, Nikita Jrushov, cedió a la república soviética de Ucrania la península de Crimea, poblada a día de hoy mayoritariamente por rusos. Desde entonces acoge a su flota del Mar Negro, con su medio centenar de buques de guerra y casi un centenar de aviones, sin olvidar a los 18.500 efectivos rusos en la base de Sebastopol.

Acuerdo sobre un diferendo territorial ruso-noruego

Rusia y Noruega alcanzaron un sorprendente e histórico acuerdo sobre el trazado de su frontera marítima en el Ártico, poniendo fin a un diferendo de 40 años.

Ambas partes negociaban desde 1970 -en tiempos de la URSS- un acuerdo para repartirse una zona de 176.000 kilómetros cuadrados a caballo en sus zonas económicas respectivas en el mar de Barents y en el océano Ártico.

El acuerdo prevé un reparto a partes casi iguales, lo que les permitirá cartografiar los fondos marinos para descubrir la presencia de petróleo o gas natural.

Enormes yacimientos ya en explotación o en proyecto se hallan a un lado y otro de la zona, con el campo gasero Chtokman en la parte rusa y los campos Snoehvit y Goliat en la parte noruega. El presidente ruso, Dimitri Medvedev, evocó la posibilidad de explotar en común futuros yacimientos.

Solucionada esta cuestión, no se trata de la única en la región ártica, cuyas vastas riquezas comienzan a emerger por el deshielo y los avances tecnológicos. Y los diferendos no conocen de aliados. El Polo Norte es reivindicado por Canadá, Dinamarca y Rusia. EEUU y Canadá polemizan sobre el estatus del paso marítimo del noroeste, que permite reducir las distancias entre el Atlántico y el Pacífico. Dinamarca y Canadá se disputan la soberanía del islote desierto Hans. Pierre-Henry DESHAYES

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