Día internacional de la seguridad y la salud en el trabajo
La salud laboral se cobra 167.000 vidas al año en la UE
Cada día fallecen en el mundo 6.300 personas por accidentes y enfermedades profesionales. Son más de 2,3 millones de personas al año y se producen 337 millones de bajas laborales. Es un coste alto, que representa el 4% del PIB mundial.
Juanjo BASTERRA | BILBO
La falta de seguridad y salud en el trabajo es todavía un grave problema en este inicio del siglo XXI. Ni los gobiernos ni las administraciones públicas actúan con la suficiente contundencia para que los empresarios cumplan con la prevención, la seguridad y la salud en el trabajo, como indica la legislación en esta materia. El resultado es un drama diario. Juan Somavia, director general de la Oficina Internacional del Trabajo (OIT), recuerda que cada día mueren 6.300 personas por accidentes y enfermedades relacionadas con el trabajo, lo que representa 2,3 millones de fallecidos al año. Además se producen 337 millones de accidentes con «bajas laborales prolongadas», según apunta Somavia.
El máximo mandatario de esa organización internacional recuerda que «el coste humano que representa esta tragedia diaria es incalculable» y advierte de que «el coste económico que conlleva la pérdida en días de trabajo, tratamiento médico y prestaciones abonadas en efectivo asciende cada año al 4% del PIB mundial». Es una cantidad muy elevada porque, como explica Juan Somavia, «esa cifra supera el valor total de las medidas de estímulo adoptadas para responder a la crisis económica de 2008 y 2009».
La OIT recuerda que «arrastramos los riesgos del pasado», pero «debemos destacar los nuevos riesgos y estrategias de prevención en un mundo de trabajo en continua transformación. El progreso tecnológico -precisa- va acompañado de nuevos riesgos en el lugar de trabajo, diversas modalidades de empleo y una evolución constante de la composición demográfica de la fuerza de trabajo».
Destaca nuevos riesgos como la nanotecnología, la biotecnología y la manipulación química. Somavia recuerda que la crisis económica padecida en las empresas «ha tenido efectos nefastos para muchos trabajadores». Para la OIT, «ha llegado el momento de aunar esfuerzos para que la seguridad y la salud en el trabajo formen parte integrante de las estrategias destinadas a lograr un desarrollo sólido, sostenible y equilibrado».
Esa constante sangría por las malas condiciones en el trabajo no mejora. En la UE fallecen al año 167.000 personas por el trabajo, cuando se supone que es una economía desarrollada.
En Araba, Bizkaia, Gipuzkoa y Nafarroa fallecieron el año pasado 84 trabajadores, pero si se añaden las muertes de otros 16 ex trabajadores contaminados por amianto hablamos de un centenar, que es la media de los últimos años. En 2010 son ya 24 los fallecidos, a los que hay que añadir a los 6 por amianto. En la CAV, los datos del primer semestre indican que vuelve a crecer la siniestralidad laboral.
ELA se manifiesta en Bilbo a partir de las 10.00 desde la plaza Biribila hasta la sede de Lakua. LAB a las 11.30 parte desde Mutualia hasta la Diputación en Bilbo, en Iruñea a las 12.00 desde la plaza del Castillo hasta Sarasate y en Donostia, a las 12.30 desde el Boulevard hasta Diputación. CCOO, tras una asamblea, se concentra ante Confebask (12.00), y UGT, a las 12.00, en la plaza Elíptica. ESK y STEE-EILAS se manifestarán en Bilbo a las 11.00 desde la plaza Biribila.
Euskadiko Gazte Kontseilua (EGK), ante la conmemoración del Día Internacional de la Seguridad y la Salud en el Trabajo, apeló a que «por la salud laboral de la juventud, acabemos con la precariedad». Se calcula que un joven tiene 2,5 veces más probabilidades de sufrir un accidente que un trabajador veterano.
Estudios realizados en la UE y en otros países desarrollados, según la OIT, reconocen que el estrés es «un factor que provoca entre el 50% y 60% de los días laborales perdidos». Un informe de Mutua Navarra, que recoge Navactiva, explica que entre un 3% y un 10% del volumen de facturación de una empresa puede perderse por las consecuencias económicas de un entorno de trabajo no saludable. «Por cada euro invertido en la buena salud de los trabajadores se obtiene un beneficio de tres euros», afirma, aunque las empresas no se han dado cuenta. Así lo confirmó la Asociación de Víctimas del Amianto de Euskadi, que exigió ante la Inspección de Trabajo que las enfermedades derivadas del amianto sean declaradas como enfermedad profesional y se cree un fondo de compensación. Juanjo BASTERRA