Recortes sanitarios en Nafarroa
Osasunbidea deja de cubrir unos 200 contratos al día
Desde que el 12 de marzo el Gobierno navarro bloqueara las cuentas de Osasunbidea durante cinco días, la sanidad navarra ha dejado de hacer contrataciones. No se suplen bajas ni vacaciones. Entre 600 y 700 profesionales han perdido el empleo, situación que se traslada, claro está, al servicio. Se han dejado de ofrecer incluso botellas de agua y kleenex.
Aritz INTXUSTA
En 2009, una única institución de Osasunbidea, el Hospital de Navarra, firmaba a diario 200 nuevos contratos. Ahora, todo eso se ha cortado. Desde que Función Pública bloqueara las cuentas de la sanidad navarra por un supuesto descontrol del gasto, el caos se ha apoderado de la institución hasta ahora mejor valorada por los ciudadanos. La consejera de Sanidad, María Kutz (UPN), afirma que el bloqueo de las cuentas fue «un error coyuntural» que se corrigió a los cinco días. Sin embargo, lo cierto es que las vacantes por baja o vacaciones no se renuevan y, aunque los sindicatos no tienen cifras concretas, se calcula que más de 600 profesionales titulados y con experiencia han quedado en el paro.
Vista como una empresa, Osasunbidea no tiene parangón en el herrialde. Su plantilla de 9.600 trabajadores duplica a la de Volkswagen. Sin embargo, a lo largo de los últimos diez años el Gobierno navarro ha ido fomentando la temporalidad dentro de la institución pública, hasta el extremo en el que se encuentra ahora, con el 44% de los empleados bajo contrato temporal (Osasunbidea contaba en 2009 con 5.100 trabajadores fijos y 4.500 eventuales).
Con el objetivo de abaratar costes, UPN ha gestionado la sanidad como si se tratara de una gigantesca ETT. Por ejemplo, el informe de la Cámara de Comptos de 2005 constata que hay profesionales que han tenido 189 contratos de un día en un año, cuando un fijo trabaja 222 jornadas. Esta «barra libre» a costa de los derechos de los trabajadores, que explica cómo las contrataciones del Hospital han podido dispararse hasta las 56.000 en un solo año, ha viciado la estructura organizativa de Osasunbidea, dotando de inmenso poder a los cargos intermedios que eligen a quién, dónde y para cuánto tiempo se contrata. Gracias a todo ello, UPN ha convertido a Osasunbidea en uno de los sistemas sanitarios con menor inversión del todo el Estado. El gasto hoy en día en el herrialde es del 4,1% del PIB frente al 5,5% de la media estatal. Con referencia a Europa, la diferencia es abrumadora: se invierte menos de la mitad que en el Estado francés (8,5%) y en Alemania (10%).
Estos datos desmienten el discurso de Kutz de que es necesario recortar el gasto, puesto que Osasunbidea ya es uno de los servicios sanitarios más baratos de Europa. Los recortes en sanidad se sustentan en que el Gobierno prioriza otros proyectos, como el Museo del Encierro (20 millones de euros), el TAV (45 millones sólo en intereses), el circuito de Los Arcos (55 millones)...
Recortes a los servicios mínimos
Según alertan desde LAB, el Gobierno navarro se ha pillado los dedos al cesar de raíz las sustituciones. Un ejemplo: con motivo de la huelga del pasado año, el Ejecutivo marcó unos servicios mínimos muy altos. Ahora, con estos últimos recortes, Osasunbidea puede ser incapaz de cubrir estos mínimos decretados tan sólo un año antes. La falta de personal repercute también en el resto de trabajadores, a quienes limita su derecho a bajas y vacaciones, y exige un sobreesfuerzo, con el consecuente aumento del riesgo de errores y accidentes. Desde LAB, denuncian un doble juego, un efecto «pinza» sobre el trabajador, puesto que la responsabilidad de esos posibles accidentes debidos al estrés no recae en el Departamento de Sanidad, sino sobre el propio profesional ya que se trata de fallos humanos.
A raíz del bloqueo de cuentas, en su obsesión por controlar el gasto el Gobierno de UPN ha cerrado los sábados dieciséis centros de salud en Iruñerria. Antes de ello, los ciudadanos de la comarca podían acudir a un centro sanitario en su barrio. Ahora deben desplazarse por sus propios medios hasta un solo centro, donde las listas de espera, consecuentemente, son más largas.
Asimismo, hay otros recortes que resultan ilustrativos sobre qué está ocurriendo en Osasunbidea. Por ejemplo, en el área de Oncología del Hospital de Tudela, donde los enfermos tienen que hidratarse en abundancia para eliminar las sustancias tóxicas que se les han suministrado, se dejó de servir agua embotellada hace tres semanas. Asimismo, en cualquier hospital de Nafarroa el protocolo dictaba que cuando había un ingreso se dejaba un paquete de kleenex. Ahora no. Si alguien quiere pañuelos, los tiene que pedir.
Kutz ha anunciado nuevas medidas para sujetar los costes de Osasunbidea, como la unificación de centros hospitalarios. Esta operación permite eliminar los costes de la duplicidad de jefaturas, pero sindicatos como LAB advierten sobre la posibilidad de privatizaciones de algunos de los servicios. Además, en medio de semejante decisión estratégica, se ha producido la dimisión de Ignacio Yurss, director médico de uno de los centros implicados, el Hospital de Navarra.
Reducción de camas y derivaciones
Otro factor que ilustra la decadencia a la que ha sido sometida Osasunbidea es la reducción de camas: si en 1997 había 1.458, en 2008 su número bajó hasta las 1.388. En paralelo, la población que requería del uso de esas camas se ha incrementado en un 22%. Además, varias plantas de la clínica Ubarmin se han cerrado durante los últimos años y el servicio de geriatría que debiera pertenecer al Hospital de Navarra (40 camas) se ha llevado a la clínica San Miguel.
En Nafarroa se esconde esta pérdida de calidad en la atención sanitaria incrementando las derivaciones a centros privados, lo que ha permitido reducir las listas de espera. Por ejemplo, entre 2003 y 2006 el número de pacientes derivado para intervenciones quirúrgicas a la Clínica Universitaria -ligada al Opus Dei- se elevó un 180%.
Aunque bienintencionada en un principio, puesto que hay patologías que a día de hoy la sanidad pública no está capacitada para afrontar con la celeridad que se precisa (como por ejemplo, la oftalmología), la ley de garantías que regula estas derivaciones ha acabado por dar libertad absoluta a María Kutz, ya que la norma no fija cuáles han de ser las cuestiones que se derivan a los centros privados. Al final, les están llegando casos que no tienen ninguna urgencia.
Hablando en plata, los hospitales privados están pasando facturas a la sanidad pública por curar unos juanetes o un quiste sebáceo. En total, en 2008 el costo de estas derivaciones fue de 53 millones de euros y, por cada dos derivaciones que se efectuaron aquel año, se han hecho tres en 2009.
Por otro lado, las listas de espera se atajan también mediante «peonadas», horas extra que realizan un grupo pequeño de profesionales (la gran mayoría, médicos), que en principio eran excepcionales y llevan camino de institucionalizarse.
Todos los sindicatos de profesionales de Osasunbidea, salvo el de médicos, exigen la dimisión de la consejera María Kutz con una cadena de movilizaciones que proseguirán hasta el cese de la máxima responsable de Osasunbidea y el fin de los recortes en el Servicio Navarro de Salud. Tras su reunión del día 22 con el gerente, los sindicatos se mostraron «decepcionados», ya que no les ofreció garantías de que no volverán a bloquearse las cuentas y se reafirmó en los recortes. Mientras tanto, la Junta de Portavoces aprobó a trámite el lunes una moción de NaBai que pide a Miguel Sanz que, si no dimite, Kutz sea cesada. A. I.
El lehendakari, Patxi López, aseguró ayer que el plan de contención del gasto del Gobierno de Lakua no afectará a Osakidetza. Durante la inauguración del pabellón Aztarain del hospital de Basurto, en el que se han invertido 8,3 millones de euros, el líder del PSE sostuvo que el envejecimiento de la población es el actual «desafío» de la sanidad pública, ya que conlleva «un consecuente aumento de la demanda de los servicios médicos». López insistió en que es necesaria una reforma en profundidad de la sanidad pública vasca, pero que «no se trata de dejar de gastar, sino de gastar y gestionar mejor». A juicio del lehendakari, Osakidetza «tiene un desequilibrio estructural al estar muy orientada a los pacientes agudos» y al concentrar el 80% de sus actuaciones y el 70% de su gasto en enfermedades crónicas. GARA