El frenazo que ha sufrido en las últimas semanas el Athletic, que esta vez ni siquiera ha podido aferrarse a su fortaleza en San Mamés, ha mermado sensiblemente la esperanza de acabar la temporada en posiciones europeas. A sólo cuatro jornadas de que acabe la Liga, las sensaciones se debaten entre la preocupación por unas fuerzas que parecen escasear y la difícil interpretación del calendario que queda por delante.

Y es que el Athletic cuenta con un dato evidente a su favor: tres de los cuatro partidos que debe disputar serán San Mamés, donde mantiene una trayectoria casi impecable. Pero también tiene su cariz pesimista: tres de los cuatro equipos que se enfrentarán a los rojiblancos tendrán objetivos de enjundia en juego. No ya la clasificación europea, sino incluso la posibilidad de disputar la Champions  -si las deudas se lo permiten finalmente- el Mallorca, la permanencia el Málaga y el título de Liga el Real Madrid. Sólo el Deportivo, frente al que el Athletic despedirá la Liga, parece llegar a esta recta final de la temporada sin nada en juego.

Aunque parten con la tendencia al alza de las últimas semanas, y la ventaja clasificatoria que ésta les ha concedido, a su favor, el calendario de los dos equipos que acaban de sobrepasar al Athletic ofrece lecturas similares. El Getafe -ahora mismo empatado a puntos, aunque favorecido por el golaverage-, también disputará tres de las cuatro jornadas como local, pero igualmente ante rivales con mucho en juego. La vida, directamente, no en vano visita al Valladolid y recibe a Sporting y Málaga. Sólo la última jornada, con un Atlético con la cabeza en otras batallas, puede ofrecerle un respiro. La recta final, por su parte, arranca para el Villarreal con nada menos que la visita del Barcelona. Le seguirán el viaje a Almería -con la permanencia casi sellada para los andaluces-, el choque ante un Valencia que puede tener el tercer puesto asegurado, y la visita a un Zaragoza aparentemente condenado a pelear por la permanencia hasta el final.

También hay de cal y de arena para el Sevilla -ahora mismo cuatro puntos por encima del Athletic-, aunque como es precisamente lo que está ofreciendo esta temporada el equipo andaluz, su calendario no parece tener tanta importancia como el propio momento que atraviesen los hispalenses. Este fin de semana adelantan la final de Copa recibiendo al Atlético, visitarán después a un Racing en serios apuros, recibirán al Barcelona en la penúltima jornada, y se despedirán de la Liga con el derbi ante el Almería.

El Mallorca, por último, irá de más a menos en cuanto a exigencia de los choques. Tras su visita a San Mamés, los bermellones recibirán al Real Madrid, para enfrentarse después a dos rivales que parecen pensar ya sólo en las vacaciones, Deportivo y Espanyol.

No es una final

Es probable que ese encuentro frente al Mallorca sea el que dicte sentencia definitiva respecto al resto del calendario rojiblanco. Una derrota, o incluso un empate, puede convertir el objetivo europeo en una misión prácticamente imposible para los rojiblancos. El triunfo, por el contrario, no sólo les mantendrá vivos en la pelea -y con la posibilidad de regresar a la sexta plaza esta misma jornada, volviendo a depender de sí mismos-, sino que puede decantar de su lado el único golaverage frente a un rival directo que aún tienen la posibilidad de enmendar, después de que los baleares se impusieran en la primera vuelta por 2-0.

Pese a todo, y quizá para restar presión al equipo, Gorka Iraizoz aseguraba ayer que el partido del domingo no puede considerarse una final. «Es un partido importante -reconoció- porque según se va acercando el último partido todos son casi decisivos. Pero lo importante es afrontar cada semana ese reto, para que la semana siguiente lo podamos volver a tener y así poco a poco hasta conseguir el objetivo. Lógicamente, cuando se van acortando los plazos, los partidos se vuelven más importantes, pero de ahí a calificarlo como una final, no», insistió el meta navarro.