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Crisis financiera griega

Alemania mantiene sus dudas pese a la insistencia del FMI y el BCE

Las reuniones al más alto nivel celebradas ayer en Berlín entre las autoridades alemanas y los responsables de las instituciones financieras internacionales no aclararon el panorama en torno a la crisis en la que se encuentra sumergida Grecia y que se va extendiendo peligrosamente a otros estados de la zona euro. Ni el Fondo Monetario Internacional ni el Banco Central Europeo lograron que Angela Merkel diera el sí definitivo al rescate de las finanzas griegas.

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Txisko FERNÁNDEZ | DONOSTIA

Si todavía quedaba alguna duda sobre el papel preponderante de Alemania en la evolución de la crisis financiera griega, la jornada de ayer sirvió para despejarla, ya que fue Berlín -ni Atenas, ni Bruselas ni Francfort; esta última, sede del Banco Central Europeo (BCE)- la capital que acogió las dos reuniones que más influencia pueden tener en el devenir de los acontecimientos económicos que están sacudiendo gravemente a la República Helena y, también de forma directa, a la estructura monetaria de la Unión Europea.

En la capital alemana se encontraron los representantes del Bundestag (la Cámara Baja del Parlamento alemán) con los presidentes del Fondo Monetario Internacional (FMI), el francés Dominique Strauss-Kahn, y del BCE, su compatriota Jean-Claude Trichet. A continuación, la canciller Angela Merkel recibió, entre otros, a Trichet, a Strauss-Kahn y al presidente del Banco Mundial (BM), el estadounidense Robert Zoellick.

Antes de que se produjeran esas dos citas, y mientras el Gobierno de Yorgos Papandreu negociaba con el FMI los flecos del «rescate», los mercados amanecían augurando otra oscura jornada: la deuda griega a largo plazo superaba el 11% de interés, índice nunca alcanzado por un miembro de la Eurozona; las bolsas asiáticas cerraban con fuertes descensos y las europeas se preparaban para otro batacazo, aunque al cierre el descenso fue menor que el del precedente «martes negro»; y el euro cotizaba a 1,3143 dólares, el cambio más bajo en un año respecto al billete verde.

No era mucho mejor el despertar en Lisboa y Madrid. En la capital portuguesa, los kioskos mostraban titulares de primera página cargados de preocupación: «Especuladores fuerzan un nuevo apretón de cinturón», en «Correio da manhâ»; «Intereses de Portugal iguales a los de Grecia cuando ésta pidió ayuda», en «Público»; o «Deuda portuguesa fuerza encuentro entre Sócrates y Passos Coelho», en referencia al primer ministro y al líder de la oposición, en «Diário de Notícias». Precisamente, ambos políticos se reunieron por la mañana y decidieron que trabajarán juntos para «contrarrestar el ataque especulativo sin fundamentos» que sufre el país.

Por su parte, el Gobierno español -sin ninguna posibilidad de alcanzar un mínimo consenso con el PP en materia económica, como quedó reflejado en la sesión de control en el Congreso, en la que Mariano Rajoy tildó de mentiroso a José Luis Rodríguez Zapatero- intentaba permanecer a flote tras constatarse oficialmente que el 20% de la población activa se encuentra en situación de desempleo. Y Zapatero, presidente de turno de la UE, urgía a celebrar cuanto antes la anunciada cumbre especial de la UE. Cumbre que, según el presidente permanente de la Unión, Herman Van Rompuy, se llevará a cabo «en torno al 10 de mayo».

El día podía empeorar y lo hizo a media tarde, cuando Standard & Poor's rebajó la calificación de la deuda española, como había hecho el día anterior con la portuguesa y con la griega. A esta última la dejó en la categoría reservada a los «bonos basura», de la que todavía están lejos la española y la portuguesa.

Filtraciones sin confirmación

Tras la primera de las reuniones en Berlín, los representantes del Bundestag elevaron mucho el listón del rescate que necesita Grecia al comentar que, más allá de los 45.000 millones de euros que están dispuestos a prestar el Eurogrupo y el FMI para cubrir la falta de liquidez a corto plazo, Atenas necesitará entre 100.000 y 135.000 millones de euros de aquí a finales de 2012.

Según indicó el líder parlamentario de Los Verdes, Juergen Trittin, tanto la parte alemana como el FMI y el BCE estarían dispuestos a liberar esas ayudas y, aunque no precisó las nuevas condiciones que impondrán, lanzó una clara advertencia: «Grecia permanecerá de facto tres años alejada de los mercados financieros». Además, fuentes de la CDU, el partido de Merkel, explicaron a Europa Press que el BCE y el FMI descartaron incluir al sector bancario en el paquete de ayudas, lo que habría sido planteado por los legisladores germanos.

Trichet y Strauss-Kahn fueron más cautelosos y no dieron por sentado que esas ayudas estuvieran ya cerradas. Es más, el presidente del BCE dejó la pelota en el tejado del Bundestag al remarcar que «Alemania tiene la absoluta necesidad de decidir rápidamente» sobre la eventual ayuda a Grecia, mientras que el responsable del Fondo Monetario Internacional advertía que la crisis financiera helena se agrava cada día y que lo que está en juego es la confianza en el conjunto de la Eurozona.

En el encuentro también participó el ministro germano de Finanzas, Wolfgang Schäuble, quien adelantó que su Gobierno presentará el lunes un proyecto de ley, que se votará en los días siguientes por el Bundestag, para dar luz verde a un préstamo de 8.500 millones de euros, cantidad que corresponde a Berlín de los 30.000 millones comprometidos por el Eurogrupo.

Posteriormente tuvo lugar la aparición estelar de Merkel, quien se colocó ante micrófonos y cámaras acompañada de Strauss-Kahn. La canciller no disipó las especulaciones sobre la titubeante posición de una Alemania que, si bien asegura estar dispuesta a salir al rescate de Grecia, no acaba de dar el visto bueno a los planes de ajuste que presenta sucesivamente el Gobierno de Papandreu.

Merkel se limitó a declarar que «es evidente» que las negociaciones entre el Gobierno griego, la Comisión Europea y el FMI «deben acelerarse», aseguró que Alemania «hará su aporte para asegurar la estabilidad del euro» y reiteró que la ayuda sólo se activará cuando Atenas acepte el «exigente plan» que prepara el FMI.

Así las cosas, a Strauss-Kahn le correspondió utilizar un lenguaje más crudo. «Va a ser doloroso para el Gobierno y para el pueblo griego; la recuperación no se va a dar de la noche a la mañana», manifestó. Preguntado sobre las cifras aireadas poco antes por algunos parlamentarios alemanes, el director de FMI esquivó la respuesta directa: «Todas las cifras que circulan hoy no deberían circular».

Strauss-Kahn también fue cuestionado sobre las declaraciones que ayer mismo hizo el presidente del influyente Instituto de Investigación Económica (IFO, por sus siglas en inglés), Hans-Werner Sinn, quien aseguró que Grecia nunca reembolsará la ayuda financiera.

Sinn, en consonancia con lo que cree la mayoría de la opinión pública de su país, dijo que Grecia «no será capaz de llevar a cabo la necesaria política de rigor» y, al final, volverá «para solicitar a Alemania la anulación de la deuda». Incluso fue más allá y aconsejó a Merkel que no se deje influir por las presiones de «quienes a su vez forman parte de la categoría de los pecadores». «Que los italianos, los españoles, nos presionen para que paguemos sin condiciones ahora [a Grecia] es comprensible, porque es un precedente importante para ellos», añadió. Strauss-Kahn replicó que «no hay precedente de que un préstamo del FMI no haya sido reembolsado en el pasado».

Atenas rechaza aplicar nuevos recortes en los salarios

El Gobierno de Yorgos Papandreu intentó trasladar ayer a la ciudadanía griega una posición, si no de fuerza, al menos de respeto por su soberanía económica ante las constantes presiones que está recibiendo por parte de la Comisión Europea, del Banco Central Europeo y del Fondo Monetario, que coinciden en reclamar que Atenas suprima «las ventajas salariales» en el sector privado, una vez que ya lo ha hecho con el funcionariado.

«Lo esencial de las discusiones concierne a la política salarial, a los meses decimotercero y decimocuarto; reclaman su supresión, lo que no hemos aceptado», indicó el ministro de Empleo, Andreas Loverdos, a la salida de una reunión con el presidente de la Unión Griega de Industriales (SEV). Según indicó la agencia France-Presse, el ministro explicó que la supresión de esos dos meses -equivalentes en cierta medida a las pagas extra en el Estado español- se traduciría en un déficit en términos de cotizaciones sociales de 2.000 millones de euros.

En un primer paquete de medidas de austeridad adoptadas en marzo, el Gobierno griego ya suprimió varias primas y la casi totalidad del decimocuarto mes del salario en el sector público. En realidad, ese mes extra se traslada al salario anual bajo la forma de primas que se abonan coincidiendo con las fiestas de Pascua y en las vacaciones de verano.

Precisamente, ante los sucesivos anuncios de nuevos recortes salariales, los sindicatos han convocado una huelga general para el próximo miércoles, 5 de mayo.

Por su parte, Papandreu optó por un mensaje más comedido, ya que dijo que «el Gobierno griego afronta sobre sus hombros una gran responsabilidad nacional y también una responsabilidad ante Europa, y la asumimos completamente». No obstante, el primer ministro añadió que «la Unión Europea (UE) y los países del grupo del euro deben evitar que el fuego, que ha crecido debido a la crisis mundial, se propague a toda la economía europea y mundial». GARA

 

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