Philippe Lioret ya habló de los apátridas y ciudadanos sin papeles en su película de 1993 «En tránsito», premiada en Zinemaldia de Donostia. Aquella idea del indocumentado que vive en un aeropuerto se la plagió Steven Spielberg para la muy inferior «La terminal».

Ahora entra mucho más de lleno en la problemática de la inmigración con «Welcome», una película muy documentada, en la que recrea el caso de un joven inmigrante kurdo que quiera viajar hasta Londres tras los pasos de su amada, que se ha desplazado allí con toda su familia. El chico ha conseguido atravesar toda Europa, partiendo desde la frontera entre Irak e Irán, pero choca con un último obstáculo, ya que no consigue el permiso para entrar en Inglaterra por los medios de transporte convencionales. En su desesperación no le queda otra solución que cruzar el Canal de la Mancha a nado.

Su profesor de natación es un Vincent Lindon muy convincente, que hace el papel del ciudadano corriente que se resiste a colaborar con un ilegal, pero que termina asumiendo el riesgo, entre otras cosas porque desea recuperar a su ex mujer, que es mucho más comprometida que él en temas sociales. Sin embargo, llega a implicarse del todo en la causa de su alumno, preparándole a conciencia para el duro paso que va a dar, ya que su odisea requerirá de una gran resistencia física.