La marea negra que amenaza a cuatro estados, pero sobre todo a la costa de Louisiana, fue declarada ayer «catástrofe nacional», por lo que el Gobierno presionará al grupo británico British Petroleum (BP) para que haga los máximos esfuerzos posibles para limpiarla, según anunció la ministra estadounidense de Seguridad Interna, Janet Napolitano, mientras que el presidente, Barack Obama, prometió movilizar «todos los medios disponibles», incluido el Ejército, para hacer frente al vertido de petróleo provocado por la explosión y posterior hundimiento de una plataforma petrolífera.

Napolitano insistió en que BP, que explotaba la citada plataforma de perforación, es «responsable» de la marea negra que se extiende por el Golfo de México y le exigió «el mayor esfuerzo posible».

«Como ha dejado claro el presidente y como le exige la ley, BP es responsable y debe pagar el costo de las operaciones de limpieza», señaló Napolitano durante una reunión en la Casa Blanca sobre esta catástrofe.

«Utilizaremos todos los medios disponibles, incluyendo posiblemente los del Departamento de Defensa» para atajar este desastre, indicó en la misma comparecencia de prensa, Robert Gibbs, portavoz de la Casa Blanca, después de que las autoridades alertaran de que el vertido avanza cinco veces más rápido de lo previsto. El grupo BP aceptó la oferta de ayuda del Ejército de EEUU para intentar controlar la marea negra.

Janet Napolitano manifestó que la decisión de declarar el vertido de petróleo «catástrofe nacional» permitirá utilizar recursos adicionales, especialmente de descontaminación, provenientes de todo el país.

La gran mancha de petróleo podría alcanzar hoy por la noche el delta del Mississippi, advirtió, por su parte, la contraalmirante de la Guardia Costera Sally Brice O'Hara. Declaró que «estamos preparados para el peor de los escenarios», declaró, e hizo hincapié en que se trabaja a contrarreloj para evitar que esta catástrofe «se convierta en otro Exxon Valdez», el petrolero que vertió millones de toneladas en Alaska en 1989.

El gobernador de Louisiana, Bobby Jindal, declaró ayer el «estado de emergencia» en este Estado del sur de los EEUU.

Hasta el momento, BP y la Guardia Costera han puesto en marcha lo que la compañía británica ha calificado de la mayor operación contra un vertido de crudo de la historia, en la que están participando decenas de barcos y aeronaves, con el fin de evitar que siga saliendo petróleo del pozo.