Lo peor de una fanática o un fanático es que, además de serlo, se prodigue. Le sucede, por ejemplo, a Pilar Cernuda, que ayer nos obsequió con la perla que sigue en «Diario de Cádiz», «Málaga Hoy», «Huelva Información», «Europa Sur», «El Día de Córdoba», «Diario de Sevilla», «Diario de Jerez», «El Progreso» y «Diario de Pontevedra». Ya ven cómo algunas le sacan rendimiento a una melonada.

Cernuda rozaba la histeria al empuñar la pluma: «Una vergüenza, un dislate, un motivo más de decepción, de crispación. Una burla. No cabe en cabeza humana, en cabeza con sentido común, en cabeza que sigue las reglas de juego, en cabeza que cree en el Estado de Derecho, que confía en la Justicia y que necesita creer en sus autoridades, que un juez haya permitido a Díez Usabiaga dejar la prisión». Ésta no ha paseado por nuestras calles.

Airada como Orlando furioso, la columnista proclama a los cuatro vientos que «Usabiaga ha recibido un indignante trato de favor por parte del juez Garzón». Y ahora empieza a manipular: «Y encima, GARA, el diario que recoge el pensamiento de los etarras, que no condena el terrorismo, que da voz a lo que interesa a ETA y que defiende los mismos postulados que los etarras, se regocija de la decisión judicial y anuncia que Díez Usabiaga va a dedicarse a la política, va a intentar que los suyos, los amigos de ETA, puedan formar parte de listas en las elecciones municipales que se celebrarán dentro de un año». Ni pasea por Euskal Herria ni lee GARA. Está claro.

También a Garzón le zurra de lo lindo, y es que a perro flaco todo son pulgas, como dice el dicho: «Garzón ha hecho un pan con unas tortas. Cuando empezábamos a tener motivos para el optimismo por el estado agónico de ETA, su decisión de poner en libertad a Usabiaga provoca no escepticismo, sino rabia. Rabia por el aliento que significa que un hombre como Usabiaga salga de prisión (...) y rabia porque Usabiaga pueda mover hilos suficientes para convencer a quienes jamás deberían ser convencidos y afrontemos unas elecciones municipales vascas con batasunos dentro. Batasunos sin biografía pero batasunos, lobos con piel de cordero». Decididamente, lo malo de las fanáticas es que se prodiguen. Y se forren, claro.