La concesión de la autorización ambiental por parte de Lakua al denominado Centro de Gestión de Residuos de Gipuzkoa franquea finalmente el camino para la construcción de la incineradora de Zubieta. «Hemos terminado la época de los papeles y empieza la de la construcción», se apresuró a manifestar el diputado foral de Desarrollo Sostenible de Gipuzkoa, Carlos Ormazabal. Su intención es comenzar las obras de esta infraestructura cuanto antes, seguramente en las próximas semanas, pasando por alto la petición de moratoria que un buen número de partidos políticos, colectivos sociales y grupos ecologistas han realizado recientemente en el marco del denominado «Pacto de Usurbil». Una petición cargada de sentido común, que nace de la firme constatación de que la recogida selectiva es hoy una realidad en funcionamiento, como se ha demostrado en Usurbil con el programa puerta a puerta. Esa realidad, además, arroja resultados altamente satisfactorios, habiendo alcanzado porcentajes del 85% en recogida de materia orgánica, y pronto se pondrá en marcha en otros municipios como Oiartzun y Hernani. Sin embargo, las evidencias parecen no bastar a un diputado empecinado en seguir por la arriesgada senda de la incineración e instalado en la irresponsabilidad de negar una oportunidad al medio ambiente.