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Crónica | Elecciones británicas

El SNP de Alex Salmond quiere que «Westminster baile al ritmo de Escocia»

La cuestión escocesa irrumpió con la petición por parte de su líder, Alex Salmond, de participar en el último debate televisado. El SNP tiene claro su objetivo: condicionar la política en Westminster logrando unos buenos resultados a costa del laborismo. El ascenso liberal le preocupa menos y suspira por que no haya un Gobierno monocolor.

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Soledad GALIANA

Pese al recurso planteado ante la cadena pública BBC, el líder del SNP, Alex Salmond, no pudo participar en el último debate televisado. Y eso que sobre la mesa estaban cuestiones como sanidad, justicia y educación, sobre las que tanto el Gobierno autonómico escocés -y el galés, que hizo suya la desoída petición- tienen competencias.

Entrando ya en la recta final de la campaña, los nacionalistas escoceses tienen claros objetivos. La ambición del partido de Salmond, que obtuvo seis escaños en las elecciones del 2005 -y uno más debido a una reelección en uno de los distritos electorales escoceses-, es llegar a la veintena, beneficiándose de la transferencia de votos de los laboristas -que actualmente cuentan con 39 diputados elegidos en Escocia-, y así reforzar la voz independentista en el corazón del poder legislativo británico, donde se ventilan cuestiones que afectan a Escocia.

En la presentación del programa de su partido para las elecciones, Salmond, quien no concurre a los comicios como candidato, ya que ha decidido abandonar el Parlamento de Londres para concentrarse en sus responsabilidades como primer ministro escocés, aclaró que en ningún mo- mento ha considerado la posibilidad de formar una coalición con ninguno de los partidos mayoritarios británicos, y que sus diputados votarán sobre la base de los temas a debate en la Cámara de los Comunes del Parlamento de Westminster, en Londres, para así extraer concesiones de quien quiera que esté en el Gobierno. Como él mismo había asegurado «hacer que Westminster baile al ritmo de Escocia» o, como concretó más recientemente, «ahorcando a Westminster con una soga escocesa».

Amenazas al progreso

El líder nacionalista ha advertido a los votantes escoceses que los tres partidos mayoritarios están amenazando el progreso del Gobierno del SNP en Escocia con sus propuestas de recortes presupuestarios, y que, por ello, es esencial no sólo que sea imposible para alguno de ellos formar un Ejecutivo de mayoría, sino que los grupos nacionalistas obtengan suficientes escaños como para poder forzar cambios políticos importantes y mantener la financiación de sus instituciones.

En su programa electoral, el SNP promete proteger a Escocia de los efectos de la crisis económica, blindando los servicios públicos así como los beneficios introducidos por su Gobierno, como son los descuentos en el transporte y viajes y el cuidado personal gratuíto para los mayores. Los nacionalistas consideran que es posible evitar los recortes si el Ejecutivo elimina gastos innecesarios del presupuesto, como los 5.000 millones de libras que costará la introducción de un documento de identificación y los 100.000 millones del programa Trident de armas nucleares. La abolición de la Cámara de los Lores significaría un ahorro de otros 100 millones y diez más, la clausura de la delegación del Gobierno de Londres en Escocia.

Asimismo, los nacionalistas exigen autonomía fiscal, la posibilidad de reducir el impuesto de sociedades y reservar una proporción de los beneficios obtenidos con sus recursos energéticos (gas, petróleo y energía renovables) en un fondo de ahorro nacional. En el tema de la immigración, Escocia optaría por poderes similares a los de Canadá, con un sistema de residencia por puntos para así atraer a inmigrantes capacitados para cubrir las necesidades económicas del país.

Frente al ascenso liberal

Sin embargo, precisamente en las expectativas creadas por los liberal-demócratas de Clegg -que si se traducen en votos harían imposible un Gobierno de mayoría en Londres- podría encontrarse también la clave para la realización de las ambiciones nacionalistas, ya que los liberales son el segundo partido más votado en las elecciones generales en Escocia, cuentan con 11 diputados, y podrían ser los mayores beneficiarios de la caída del voto laborista.

A los nacionalistas esta posibilidad les preocupa hasta cierto punto, porque saben que el electorado escocés opta por partidos totalmente distintos dependiendo si la elección es para elegir el Parlamento de Londres o el de Edimburgo.

Los conservadores, que en la actualidad tienen un sólo diputado escocés en Londres, quieren aumentar esta cifra a diez.

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