MONTAÑA Vascos en el Himalaya
Oiarzabal renuncia al Nanga Parbat por congelaciones
Los sherpas Sonam y Dawa aparecen sanos y salvos en el campo base.
GARA | DONOSTIA
Juanito Oiarzabal se encuentra en el campo base del Annapurna a la espera de ser trasladado a Katmandú en helicóptero, y ya ha anunciado que renunciará a su próximo objetivo, el Nanga Parbat, por las congelaciones que sufre en los pies. El Ayuntamiento de Gasteiz, patrocinador de la expedición del veterano montañero, informó en un comunicado de la situación del alpinista que espera junto al tercer miembro de la expedición, Carlos Pauner, en el campo base.
«Estamos tocados en lo anímico y en lo físico», reconoció ayer en una de las comunicaciones que mantuvo con Gasteiz. El alpinista alavés comentó que apenas puede andar debido a las congelaciones que ha sufrido durante el ascenso al Annapurna (8.091). Por este motivo ha decidido cancelar su próximo reto incluido en el proyecto "2x14x8000", es decir hacer dos veces las 14 cumbres del mundo que superan los 8.000 metros.
Al recordman mundial de ascensiones a estas alturas -suma 24- le faltan seis para completar la segunda vuelta. También le faltan los dedos de los pies, consecuencia de su cumbre al K2 en la que coincidió con Edurne Pasaban. Según su calendario, en agosto tenía previsto ascender a la cumbre del Nanga Parbat (8.127 metros) pero ha preferido anular este compromiso, por lo que la siguiente ascensión del programa sería el Shisha Pangma (8.023), en el Tíbet.
Mientras, los dos sherpas, Sonam y Dawa, que acompañaban a Oiarzabal, Pauner y Tolo Calafat en el Annapurna y que no quisieron bajar en el helicóptero el viernes, aparecieron ayer sanos y salvos pasada la medianoche en el Himalaya. La preocupación volvió a aumentar tras la tardanza y por no contestar a las llamadas al walkie.
Un nuevo susto activó todas las alarmas. Sonam y Dawa participaron en el intento de rescate del fallecido Calafat. El joven Sonam fue quien acompañó a Tolo durante la noche del descenso de la cima y el veterano Dawa salió al día siguiente con comida, oxígeno, medicinas y una tienda para el mallorquín, aunque tuvo que regresar al C4 sin haberlo encontrado tras once horas de búsqueda.
Ambos rehusaron bajar al campo base en el helicóptero que evacuó a Oiarzabal, Pauner, y Horia Colibasanu, ya que les daba miedo ir suspendidos en el exterior del aparato mediante un cable. También se temía que alguna de las numerosas avalanchas hubiera podido afectarles. Ya se había organizado un equipo de rescate integrado por Jorge Egocheaga, Martín Ramos y Horia Colibasanu que iba a partir hoy hacia el C2 para ayudarles en lo posible.
Tarde pero aparecieron. El cansancio acumulado tras días de esfuerzo en altura habían ralentizado mucho su ritmo en el descenso, y la falta de comunicaciones se explica por la simple rotura de la antena de su walkie, explicó Desnivel.
Despedida a Tolo
Mientras, centenares de personas y amigos acompañaron a la familia Calafat en el funeral celebrado en la iglesia de la Santa Cruz, en el centro de la capital balear, que se quedó pequeña para recordar a Tolo.
Edurne Pasaban reconoce en su página web que ahora comienza a centrarse en el Shisha Pangma, el gigante de 8.027 metros con el que pretende completar los 14 ochomiles. «Una de las cosas que me ha hecho centrarme en esto es la Puya, la petición a los dioses que hemos hecho hoy -por ayer- para que nos de buena suerte en la escalada. Ha sido una sensación rara, nada más terminar una expedición, de repente me encuentro sentada a lado de un lama en un nuevo campo base, otra vez pidiendo buena suerte». Las condiciones meteorológicas, sin ser buenas, son mejores que en otras ocasiones. Hoy pretenden acercarse a la entrada del glaciar. GARA