ANÁLISIS | LA ECONOMÍA EUROPEA EN CRISIS
El dilema de Merkel
Se baraja la idea de que Merkel podría reanimar la idea del «núcleo duro europeo» y con ello el regreso a «la UE de dos velocidades»
Ingo NIEBEL COLONIA
La canciller alemana, Angela Merkel, no sólo está condicionada por las elecciones del 9 de mayo. También cuenta con la presión de su propio plan de ajuste, del encaje legal de la ayuda a Grecia y de la elección entre una UE de transferencias hacia los estados menos ricos o la de dos velocidades.
En un rotativo español se acusó de "irresponsabilidad" a la canciller alemana Angela Merkel (CDU) por su postura respecto a la ayuda financiera para Grecia. Algunos analistas explican la actitud de Merkel con las decisivas elecciones regionales de Renania del Norte Westfalia que se celebrarán el 9 de mayo, pero eso es sólo una espada que le pone a la presidenta de la Unión Demócrata Cristiana (CDU) contra la pared porque hay más y encima más afiladas.
Si fuera por la canciller alemana no se hablaría de ningún tema económico - salvo el pronósticado auge de la economía alemana - hasta después de los comicios regionales de Renania. En el estado federal más poblado de Alemania la CDU podría perder el poder y entonces se le echaría la culpa a Merkel. Sus rivales ya se están preparando para desbancarla del poder pero hay por lo menos tres aspectos más sobre los que se habla en Alemania.
El primero gira en torno a que durante la última década la política alemana ha ayudado a la economía e industria del país de tal manera que los sueldos en proporción han bajado, lo cual explica la competitividad alemana a nivel europeo. Al mismo tiempo el bipartito de Merkel, formado con el partido liberal, ha contraído el mayor endeudamiento de la historia para hacer frente a la crisis financiera y las quiebras cometidas por bancos públicos. Sin embargo, su fuerza económica y el hecho de que el Estado sepa cómo ha de cobrar los impuestos han evitado que las agencias de rating bajen la credibilidad de Alemania, tal y como le ha ocurrido a Grecia, Portugal y al Estado español. No obstante, también Berlín tendrá que imponer un plan de austeridad para paliar su déficit. Es un secreto a voces que el ministro de Hacienda, Wolfgang Schäuble, dará a conocer sus «crueldades sociales» después del 9 de mayo. Por ejemplo, los seguros públicos de sanidad acaban de contraer un déficit de 3.000 millones de euros, mientras la industria farmacéutica dicta aún los precios a su gusto.
Ante este contexto, la prensa cercana a Merkel desvía la atención a Grecia. El diario sensacionalista «Bild» polemizó el otro día, titulando: «¿Tendremos que pagarles a los griegos sus pensiones de lujo?». Hasta el encuentro con el FMI y el BCE el Ejecutivo alemán intentó emborronar las mentes reduciendo la parte alemana de la ayuda a Grecia a 8.400 millones de euros y que sólo habría pagar la suma en el caso de una quiebra de Atenas.
El miércoles el ministro de Economía, Rainer Rüderle, multiplicó la suma por tres, porque hasta 2012 Grecia necesitará unos 120.000 millones de euros para hacer frente a sus obligaciones. Merkel no puede negarse a la ayuda porque los bancos alemanes han invertido unos 40.000 millones de euros en el país helénico y varios negocios militares están blindados por seguros que ha dado el Estado alemán.
Ante la pregunta ¿cuánto dinero necesitará Grecia realmente? se añade otra políticamente mucho más peligrosa para Merkel: ¿Cómo puede ayudar sin que la Corte Constitucional se le eche encima? En el caso del Tratado de Lisboa el Constitucional, que funciona perfectamente, sentenció que Alemania no podría pagar la deudas de otro estado. A Merkel le queda sólo un salida: decir que como canciller es su obligación evitar males mayores para Alemania y por eso tiene que dar dinero a Grecia. Dado que los eurocríticos están preparado llevar el asunto ante la Corte Constitucional, la canciller tiene que jugar a dos bandas porque un pleito en Karlsruhe evitará una ayuda rápida para el país helénico.
Como último aspecto queda la pregunta esencial: ¿Qué Europa quieren los poderes fácticos alemanes? La de Maastricht acaba de fracasar. La ayuda a Atenas podría convertir a la UE en una «unión de transferencias», donde las ricas Berlín y La Haya tendrán que socorrer hoy a Atenas, mañana a Lisboa y después a Madrid. No obstante, este tipo de solidaridad es anticonstitucional y no está contemplada por la élite política. Se baraja la opción de que Merkel, junto con Nicolás Sarkozy, podrían reanimar la idea del «núcleo europeo» y con ello el regreso a la «UE de las dos velocidades". De ahí se explican por qué algunos políticos alemanes proponen ya que Grecia salga de la eurozona.