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El cine se vuelca con la causa saharaui en el VII. Fisahara

La cultura se cita una vez más en los campamentos de refugiados saharauis, con la séptima edición del festival de cine Fisahara. La novedad de este año ha sido la apertura de una escuela de cine que formara a jóvenes en el séptimo arte. Además, la escuela de cine cubana se ha ofrecido a becar a algunos alumnos. Por lo tanto, el Fisahara no solo es el único festival que se realiza en un campamento de refugiados, sino que ahora también tiene una escuela.

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Laura RIOJA |

Dajla se despierta un día más en mitad de la nada. En la hammada argelina, en un pedregal que no es siquiera desierto. La hammada se cita en un versículo del Coran haciendo alusión al lugar al que Alá mandará al infiel como castigo. El campamento de refugiados de Dajla es uno de los cinco campamentos repartidos en un terreno baldío, cedido por Argelia; tradicional enemigo de Marruecos y país al que el Frente Polisario ha prometido una salida al mar el día que logren un Sahara libre. En este lugar malviven entorno a 40.000 personas y con el total de todos los campamentos son 200.000 los refugiados saharauis en esta zona.

Los saharauis continúan afirmando que están aquí de manera temporal y llevan ya mas de 35 años. Creen firmemente en la legitimidad de su lucha y apuestan por que algún día el Sahara será libre. Mientras anuncian que los siete presos saharauis en cárceles marroquíes ya han abandonado la huelga de hambre que iniciaban hace 41 días y los carteles de Aminetu Haidar ondean por casi todas y cada una de las jaimas.

Pero hoy Dajla no se ha despertado como siempre. La séptima edición del festival de cine Fisahara ha llenado el campamento de cámaras, micrófonos, pantallas de cine, prensa y televisiones. Durante estos días, desde el pasado miércoles que se inauguró el festival, los saharauis, sobre todo las mujeres, se apostan en las colas para entrar a un taller de cine. Cualquier cosa que tenga que ver con el cine interesa y además es otra forma de pasar el tiempo, porque aquí la realidad temporal tiene otra dimensión. Hay cursos de dirección de actores, de guión, montaje, edición, sonido y decorado. Las primeras horas de la mañana las ocupan en estas actividades, mientras que durante la tarde, cuando el sol parece que no perdona, el té se toma con tranquilidad en las jaimas para regresar a la noche a ver cine.

Tres pantallas se reparten por el campamento, una de ellas al descubierto. Películas como «Agora», «Celda 211», «Yo, también», «Gordos», «El secreto de sus ojos» o «Buscando a Erik» se han proyectado en estas pantallas. En cuanto a los documentales, se vieron varios en torno a la problemática saharaui, la realidad sudafricana o el conflicto palestino-israelí. Actores como Victoria Abril, Willy Toledo, Rosa María Sardá, Antonio de la Torre, Mar Regueras, Alberto Aman, Lluvia Rojo, Víctor Clavijo o directores de cine como Javier Corcuera, quien dirigió el pasado año «Checkpoint Rock», ayudan en el manejo de los talleres así como están presentes en todas las proyecciones.

Aun así, durante estos días, el cine no es excusa para que la vida diaria de los saharauis se pare. La actividad política prosigue en los campamentos. Ibrahim, un joven saharaui de Dajla que pudo obtener una beca de estudios en Cuba, comenta que a su regreso a los campamentos observa que nada cambia y que, además, tras mas de 30 años en el desierto ya no pueden esperar mucho. Pero, como en todo, el pesimismo de uno de estos jóvenes contrasta con la opinión de otros. El colectivo de «Jóvenes saharauis contra la tortura, el muro y las minas» se reúne todos los días para debatir nuevas estrategias a la vez que intentan informar a las familias de los presos sobre la situación en la que se encuentran sus allegados. Unos metros mas al norte se encuentra la «Oficina de mujeres saharauis». Muchas de ellas no se encuentran estos días trabajando ya que acuden a los talleres de cine que imparte el Festival, pero Nayma, la directora del Centro, afirma que son muchas las saharauis que acuden a este lugar y que desde hace tres meses están trabajando en la publicación de un periódico .

Mientras, un camión de Naciones Unidas, que trabaja conjuntamente con la Comisión Europea y el PMA, reparte comida y agua, como hace una vez cada mes. Los campamentos de refugiados saharauis sobreviven de la ayuda humanitaria. Omar lo explica mejor cuando comenta que ellos han de vivir de esta manera, con total dependencia, mientras que Marruecos se aprovecha de todos sus recursos, como el fosfato.

Activistas saharauis

Se respiraba más que buen ambiente en el festival. Una de las escuelas de Dajla albergaba a siete activistas saharauis llegados de los Territorios Ocupados por el ejército marroquí. El Frente Polisario regulaba la entrada al recinto, mientras un grupo local de música tradicional se preparaba para darles la bienvenida. Los activistas se subieron al escenario al grito de «¡Sahara Libre!» y anunciaron el final de la huelga de hambre de algunos presos que alcanzaron ya, la pasada semana, más de un mes con la huelga.

Tras infinitos aplausos han reclamado al pueblo saharaui fuerza para seguir resistiendo, a la vez que recalcaban el esfuerzo de Aminetu Haidar para con la causa y animaban al resto de sus compatriotas a hacer lo mismo. Minutos después, la Ministra de Cultura saharaui, Hadiye Hamdi, les daba la bienvenida a los campamentos y al festival de cine Fisahara. Muchos de los protagonistas de este festival también se daban cita en este acto junto a sudafricanos, ya que este año Sudáfrica es el país invitado. La fiesta no cesa y a la noche todos se reúnen enfrente de la pantalla del desierto. Los activistas vuelven a subir al escenario y tras esto se proyecta un documental que no podía ser más indicado: «El Problema», que resume el sufrimiento de este pueblo exiliado. El ambiente del Festival se vuelve emotivo. Dice un proverbio saharaui «que una mano sola no puede lograr un aplauso»; en esta séptima edición del festival si hay algo que no se ha frenado son los aplausos de muchas manos, todas con un mismo deseo... un Sahara libre.

«El protagonista de este festival es el pueblo saharaui»

El cineasta Javier Corcuera y el conocido actor Willy Toledo son los codirectores de un certamen que cumple su séptima edición.

¿Cómo se os ocurre la idea de un festival de este tipo?

Willy TOLEDO: La base de todo tiene un componente político. Creemos que hay que denunciar ante nuestros gobiernos y ante la comunidad internacional la situación que padece el pueblo saharaui. También creemos en la cultura como forma de denuncia, y sabemos la fuerza mediática que tienen las caras conocidas.

¿Cuál es el objetivo principal del Fisahara?

W. T.: El principal objetivo es denunciar la situación del pueblo saharaui, ellos son los protagonistas de este festival. En un principio el objetivo era que esta iniciativa desapareciera al regresar a su tierra los refugiados saharauis, ahora queremos que el festival permanezca pero que se celebre lo antes posible en un Sahara libre, en las playas ya liberadas de Dajla.

¿Cuál es la novedad de este año?

Javier CORCUERA: Sin duda, la novedad de este año es la inauguración de una escuela de cine. Hemos conseguido que jóvenes saharauis que se interesan por el cine y que durante el festival participan en los talleres, estudien cine en la primera escuela que está en un campamento de refugiados. De momento la escuela de cine cubana de San Antonio de los Baños concederá becas a jóvenes refugiados saharauis para que estudien allí un año. Ahora estamos trabajando en la búsqueda de un tercer país de acogida para el tercer año de estudios.

¿Un deseo para el año que viene?

W. T. y J. C.: Celebrar el festival en un Sahara libre. L. R.

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