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Martxelo Díaz Periodista

«Yo no soy racista, pero...»

Lo malo de esta frase, que cada vez parece que se oye más, es lo que suele venir después del pero. Esos a quienes les parece bien que el PP de Badalona distribuya panfletos en los que arremete directamente contra los rumanos comienzan siempre a justificarse con esta frase. «Yo no soy racista, pero esta gente no viene a trabajar. Vienen a robar y no respetan nuestras costumbres». Evidentemente, es un planteamiento que no es nada racista.

Que fachas del PP que nunca han hecho nada por los habitantes de una ciudad como Badalona agiten la bandera de que vienen los extranjeros a robarnos el trabajo, cuando por otra parte quieren impulsar una reforma laboral en la que los derechos de los trabajadores desaparezcan, entronca directamente con los manuales de la ultraderecha europea. Es lo mismo que hace el FN de Le Pen o el BNP de Griffin.

Sin embargo, resulta chocante que quienes dicen verse atacados en sus costumbres suelten perlas como «somos españoles y defendemos lo nuestro». Es decir, son inmigrantes que se asentaron en los Països Catalans en busca de una vida mejor quienes ahora niegan el mismo derecho a otros ciudadanos de la Unión Europea. Y el PP atizando el resquemor españolista.

Tampoco se autocalifican de racistas quienes defienden que a una chica madrileña no le dejen estudiar en su instituto por vestir hiyab. «Yo no soy racista, pero el velo es algo que se le impone a las mujeres». Lo que es una imposición es impedir el acceso a un derecho básico como es la educación. Curiosamente, son aquellos que defienden que en los centros públicos se coloquen crucifijos «porque es nuestra cultura».

«Yo no soy racista, pero empiezan con el velo y acaban con el burka. Si vienen aquí tienen que adaptarse a nuestras costumbres», he escuchado en una vomitiva tertulia. Es una tontería tan grande como decir que todos los seminaristas acaban siendo pederastas. Sin tener en cuenta que la mayoría de quienes llevan hiyab han nacido en Europa. Como Salma Yaqoob, que dirige una formación de izquierdas en Gran Bretaña. No parece el tipo de mujer al que se le imponga qué tiene que vestir.

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