Los residentes de Mohib Banda, localidad natal en Pakistán de Faisal Shahzad, ciudadano paquistaní y estadounidense, no ocultaban ayer la sorpresa por su detención en relación al atentado frustrado del pasado sábado en Times Square (Nueva York), al recordarlo como miembro de una buena familia «moderna» que jamás había mostrado odio hacia EEUU o simpatía por el islamismo radical. La noticia corrió como un reguero de pólvora en esta localidad situada a unos 25 kilómetros de Peshawar, considerada actualmente como uno de los centros de reclutamiento de los talibán y de sus aliados del Al-Qaeda.

Faisal Shahzad, antiguo analista financiero de 3o años, casado y con dos hijos -según quienes lo conocen de Mohib Banda- y residente en Connecticut, cuenta con un pasado respetable y no parece tener ningún punto de conexión con muchos de los paquistaníes sin recursos que han sido atraídos por los talibán gracias a sus promesas de llevar a cabo la guerra santa y el martirio. El ser hijo de un oficial retirado de la Fuerza Aérea le dio un estatus especial en su país de origen, donde el Ejército es la institución más poderosa e influyente.

Los fiscales estadounidenses dicen que admitió su responsabilidad en el atentado frustrado y le imputan «terrorismo» y posesión de «armas de destrucción masiva», y que dijo haber actuado sólo. Las autoridades de EEUU, no obstante, aseguran que recibió entrenamiento en Waziristán, bastión de los talibán paquistaníes.

Shahzad creció en el seno de una familia acomodada y respetada, con la que se crió en Peshawar, donde recibió educación en centros privados y se codeó con hijos de la élite de la ciudad.

Fuentes de inteligencia occidental citadas por Efe no descartaron conexiones entre el movimiento talibán Tehrik-e-Taliban Pakistan (TTP) y Shahzad, aunque éste negó durante los interrogatorios, según funcionarios estadounidenses, pertenecer a este grupo, extremo negado por el propio TTP.

Una de esas fuentes dijo que es pronto para establecer conexiones, pero que «tiene que haberlas, seguro». Y agregó que el perfil de Shahzad «tira por la borda» una vez más la teoría de que sólo hay «terroristas barbudos» y de clase baja.

De hecho, hay numerosos ejemplos en ese sentido, como son el propio Osama bin Laden, líder de Al-Qaeda; su «segundo» egipcio, Ayman al-Zawahiri, y algunos de los autores de los ataques del 11-S.