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La Fura dels Baus estrena una «degustación» en forma de menú antropófago

La Fura dels Baus estrena mañana en Tabakalera su más reciente creación, «Degustación de Titus Andrónicus», una sangrienta y trepidante historia escrita por William Shakespeare, que emplea un lenguaje «casi de videoclip». Civilización y barbaries de la historia se «elaboran» en directo con cocineros del restaurante Mugaritz.
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Ariane KAMIO | DONOSTIA

Asistir a una función de La Fura dels Baus supone adentrarse en otra dimensión y lanzarse a recorrer una aventura de la que nadie sabe cuál va a ser su final. La compañía catalana continúa apostando por nuevos viajes y, esta vez, además, invita al espectador a experimentar con un quinto sentido que aún no había sido incluido en sus puestas en escena: el del gusto.

Pep Gatell, el director de la compañía, se ha servido de «La lamentable tragedia de Tito Andrónico», escrita entre 1592 y 1594 por William Shakespeare, sobre la historia del empreador homónimo. Una obra especialmente sangrante, al ser cobijo de asesinatos, violaciones, amputaciones y escenas de canibalismo, entre otros. El adaptador y traductor del texto original, Salvador Oliva, considera que «la obra contiene una tensión constante entre la barbarie y la civilización, locura y cordura, venganza y perdón». Así, Oliva ha introducido el mínimo texto en escena, pero el suficiente para no perder la esencia de la obra original, salvaguardando la intención y la tensión de cada uno de los momentos dramáticos.

Con esta adaptación, La Fura retoma los elementos característicos de su lenguaje: un espacio único compartido por el público y los artistas, una escenografía que se presenta a través de diferentes elementos de soporte virtual y un lenguaje a camino entre el texto y el cine. El espectador se mueve por toda la sala, en un espacio custodiado por cuatro grandes pantallas de vídeo que rodean la acción. La música ha sido compuesta por Robert Medzo, creador de la Electric Lounge Orchestra.

«Nos encanta -el texto- por su lenguaje casi de videoclip. Pasa del bien al mal, de la locura a la cordura, de la venganza al perdón de forma muy rápida», explicó ayer Gatell durante la presentación de la obra en Donostia.

«Degustación de Titus Andrónicus» promete Fura en estado puro, en esta ocasión con un texto que han despojado de los versos de mayor retórica poética para quedarse sólo con los que explican la historia, la del enfrentamiento entre Titus, recién llegado a Roma tras vencer a los godos, y Tamora, madre de una de sus víctimas y futura esposa del emperador Saturnino.

Los versos no contados de la tragedia se narran en imágenes, proyectadas en los muros del futuro Centro Internacional de Cultura Contemporánea de Donostia, donde rostros de bebés que gesticulan son seguidos por carteles electorales romanos y legiones virtuales que regresan de la batalla. Los personajes principales se pasean sobre atalayas rodantes mientras otros transportan cadáveres sobre parihuelas metálicas que desprenden luz. Todo ello sucede mientras dos cocineros van preparando el menú antropófago con los cuerpos despiezados de los hijos de Tamora, con los que Titus llegará al paroxismo gastronómico en el banquete final.

Tragedia gastronómica

Con «Degustación de Titus Andrónicus» la compañía apuesta por un nuevo reto que recupera la esencia del lenguaje furero e integra nuevas experiencias para el espectador mediante una propuesta gastronómica en directo. Pep Gatell se adentra así en una aventura pionera en la escena teatral con la dirección gastronómica del equipo del Restaurante Mugaritz. Andoni Luis Aduriz y Javier Bergara, entre otros, consiguen que la tragedia se pueda saborear. En escena, dos cocineros interactúan con el drama desde su trabajo en la cocina, creando ambientes gastronómicos para cada una de las escenas; un olor y un gusto para cada estado anímico que descubre la tragedia.

A juicio de Gatell, «comer es un acto de fe», ya que «te tienes que fiar de quien te da de comer». «Queremos que el mismo público al que lanzábamos corazones y pulmones de animales, se atreva ahora a comer con nosotros», apuntó. Y el director se decantó por la cocina de Andoni Luis Aduriz. «Pensé en él , a parte de por su capacidad gastronómica, también por su puesta en escena a la hora de darnos de comer. Su elaborada estética nos ha hecho construir diversos elementos escenográficos basándonos en diseños de platos suyos. Su creatividad y trayectoria han aportado genio a todas las áreas que cementan la obra», concluyó.

Aduriz, por su parte, consideró que la gastronomía es «otro elemento más» de la obra, «quizá no el más importante, pero sí el más singular», ya que ha podido «trabajar en un terreno al que normalmente no tenemos acceso». «Encontrarnos reunidos con La Fura dels Baus para colaborar en `Degustación de Titus Andrónicus' es como visualizar el cruce de dos realidades aprantemente desiguales pero derivadas del recorrido valiente y riguroso de dos proyectos tan particulares como auténticos y sinceros».

CUESTIÓN DE FE

«Comer es un acto de fe, te tienes que fiar de quien te da de comer. Queremos que el mismo público al que lanzábamos corazones y pulmones de animales, se atreva ahora a comer con nosotros», dijo Pep Gatell.

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