Antes de su minigira por Euskal Herria con la formación completa -excepto en Bilbo, donde no podrá acudir el bajista Luis Rodríguez-, comunicamos con Nacho Vegas, para conocer «El género bobo» (Limbo Starr), así como su próximo trabajo, «más acústico», cuyas canciones -alguna de ellas- «las presentaremos en estos tres conciertos fuera de gira» como puente de lo que vendrá, sin electrificar.

Hablemos de «El género bobo», Su último lanzamiento, y de su hoy inusual formato, el ep.

Cuando comencé a comprar discos se publicaban muchos ep´s de 7 pulgadas [singles de 4 temas]. Tengo una colección a la que le tengo mucho cariño y me gusta mucho el formato. Está considerado menor tanto por crítica como por público, quizá debido a que ha acogido canciones de desecho, pero a mí me gusta grabar un disco largo y pensar en su hermano pequeño, un ep que saldrá un poco antes o después, como si fueran dos partes de una misma obra. Y este ep contiene algo del universo de `El manifiesto desastre', pero a la vez ofrece una versión un tanto acústica, cercana a lo que estoy haciendo ahora.

Con canciones introspectivas, como en usted es habitual.

En las canciones... intento que haya un proceso de autoconocimiento, con las cosas que has vivido, que te rodean, con tus recuerdos y manera de ver el mundo. Probablemente por eso tienen ese carácter introspectivo; pero bueno, creo que es mirar desde dentro hacia fuera, tampoco me gusta que las letras se conviertan en algo demasiado personal, y prefiero que transciendan el puro dato autobiográfico. Las transformas para que te formulen preguntas, pues las canciones son preguntas sobre cosas que no entiendes muy bien.

¿Utilizando la literatura como inspiración?

Si, me gusta mucho la literatura, leer poesía y novela -ahora mismo estaba leyendo un libro de aforismos y otro de Pessoa sobre la infancia-. Es una influencia a la hora de escribir letras, pero tampoco me gusta cargar mucho las tintas sobre ello. En mis canciones hay referencias a cosas que he leído -Antonio Cisneros, por ejemplo-, pero en otras, el punto de partida puede ser una conversación oída en una panadería.

¿Y la motivación, de dónde surge?

Los discos son un medio para publicar lo creado y cerrar etapas, pero las canciones deben de ser algo vivo que se actualiza en directo, pues ninguna interpretación es igual a otra. Las giras, por lo tanto, son irregulares por naturaleza y en ningún concierto te quedas igual de satisfecho. Intentas convertir las canciones en algo nuevo, hacer que sucedan por primera vez.

¿En qué ocupa la banda los tiempos muertos de la gira?

No te creas que hay mucho tiempo muerto. Antes, cuando comenzábamos con el grupo, no había iPod y todo eso, escuchábamos todos lo mismo en la furgoneta. Ahora cada uno está con su ordenador y sus auriculares. Donde sí hay tiempos muertos que es difícil matar es en las pruebas de sonido, donde los músicos se convierten en alcohólicos.