La asamblea general de trabajadores de Babcock respaldó el inicio de movilizaciones para obligar a la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI) que busque nuevos empresarios para la planta de Trapagaran, dado que los propietarios austriacos «han dejado la empresa en una condiciones muy graves, sin pedidos ni salidas de futuro». El comité se reunió anteayer con la dirección y se le pidió la dimisión, avalada por todos los sindicatos, aunque LAB y ESK ya lo habían solicitado una semana antes «debido a las continuas pérdidas, falta de cartera y unas relaciones laborales autoritarias y cicateras».

El lunes el comité se trasladó a Madrid, pero los directivos de SEPI no quisieron reunirse con los representantes de los trabajadores, aunque protestaron a las puertas de las oficinas de ese organismo.

El comité pretende que los responsables de la segunda privatización, es decir la Administración española, «den la cara» y «busquen una salida a la caótica situación que atravesamos». Según la representación sindical, «para amortizar gastos necesitamos una cartera mínima de 80 millones de euros, que no existe en este momento». La razón está en que el grupo austriaco ATB no está «ni inyectando fondos, ni aportando cartera de pedidos como se comprometió ante SEPI en la venta de la compañía». Los trabajadores denuncian que están «desamparados» y exigen «soluciones rápidas».