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Los rojillos seguirán en Primera

Pandiani y Camuñas comandan al ejército de salvación

La escuadra navarra se aprovechó de la apatía deportivista durante la primera parte para encarrilar el decisivo encuentro. La segunda sobró porque ambos equipos estuvieron más pendientes del reloj.

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OSASUNA 3

DEPORTIVO 1

Natxo MATXIN

Las matemáticas avalan que Osasuna seguirá un año más en Primera. Hacía falta un triunfo y los rojillos lo forjaron en la primera mitad ante un Deportivo al que no le iba la historia y que tampoco se complicó la vida intentando encarnar el papel de abogado del diablo. La escuadra navarra llevó la iniciativa durante el tramo de encuentro que le interesó para luego dejarse llevar por el resultado y la favorable corriente.

De hecho, al envite contra el conjunto gallego le sobró toda la infumable segunda parte, en la que ambos contendientes se limitaron a lanzarse algún que otro amago de golpe, pero sin llegar a impactar en la cara del contrario. Hoy por ti, mañana por mí, Osasuna y Deportivo se ciñeron al guión establecido de antemano y nadie quiso poner la nota discordante en un compromiso que parecía escrito de antemano por mucho que se afirmara lo contrario.

En la previa, Camacho había pedido a sus jugadores que demostraran sobre el campo quién se jugaba algo en el envite y le hicieron caso, al menos, en cuanto al dominio. Porque en lo que se refiere a ocasiones, la primera la tuvo el Deportivo mediante Riki, que trató de buscar con un tiro raso el palo corto de Ricardo.

El delantero madrileño sería protagonista poco después, pero antes los rojillos conseguirían adelantarse en el electrónico. La zaga gallega daba muchas facilidades, lo que permitía que los locales encimaran las inmediaciones del área rival y en una de ellas Aranda consiguió perfilarse por la derecha, arrancar y superar a su rival, y centrar con criterio para que Pandiani tocara de cabeza y luego peinara Camuñas al fondo de la red.

Entre un considerable aguacero el encuentro se ponía francamente favorable para los intereses navarros, pero la incerti- dumbre volvió a reinar en El Sadar cuatro minutos más tarde. Cuando Riki enganchó un visionario envío de los suyos de Valerón y cruzó entre las piernas de Miguel Flaño y la salida a medio camino de Ricardo.

Pero los anfitriones se pusieron las pilas rápido. En otros diez minutos comandaban de nuevo en el marcador. El tiempo que le costó a Aranzubia pifiarla en un blando remate de Pandiani de cabeza, que el guardameta riojano ayudó a introducirse en las mallas. El ariete charrúa alcanzó con esta diana -su undécima- los mismos números que firmó la pasada campaña.

Sin embargo, la erupción goleadora rojilla no había terminado ahí. Aranda, muy activo durante todo el encuentro, ya avisó con un lance previo de lo que podía ser el tercero. Las dos jugadas fueron casi calcadas: robo de Puñal, pase interior, y el malagueño intentó en la primera ocasión superar a Aranzubia en su salida sin conseguirlo y, en la inmediata posterior, combinar con un Juanfran que, cambiado de banda, cruzó con acierto al fondo de la meta gallega.

Sin mayor tensión

Dos goles eran una ventaja más que considerable y, a decir verdad, el choque tampoco es que estuviera transcurriendo por los derroteros de una extrema tensión, al menos en lo que al papel del Deportivo le tocaba. Con esa diferencia, las huestes rojillas se retiraron a vestuarios habiendo encarrilado la permanencia.

Y con esas mismas intenciones se manejaron los de Camacho en la reanudación. Cómodos en sus cuarteles de invierno ante la escasa presión coruñesa, buscaron ceder la pelota al contrincante y salir rápido para ganarle la espalda. En una de esas, Pandiani enganchó la pelota conforme le vino, pero no precisó lo suficiente y se le marchó arriba.

Faltaba todavía media hora para la conclusión, pero el partido tenía síntomas de estar visto para sentencia. Sólo Camuñas trató de animar algo el cotarro cuando en el 64 trató de volver a perforar la portería de Aranzubia, pero Lopo interpuso la rodilla a las intenciones del madrileño, quien lo intentó de nuevo dos minutos después, con la respuesta de una buena parada del cancerbero deportivista.

La respuesta gallega no se hizo esperar, pero fue tan estéril como las acometidas rojillas. Juan Rodríguez se empleó en un disparo muy escorado que Ricardo paró con relativa facilidad. El meta osasunista fue protagonista desafortunado poco después cuando se quedó con el molde a la salida de un corner, pero la escuadra coruñesa no estaba por hacer sangre y Lopo envió su anticipado testarazo a la base del travesaño.

Por si las cosas ya no estaban siendo lo suficientemente claras, el nivel del envite comenzó a caer en barrena, con el único «aliciente» de la entrada en el último minuto de Masoud. Había expectación por ver cómo la parroquia rojilla recibía al iraní tras su actuación en el Bernabéu. A la inicial pitada de gran parte del público se contrapusieron los ánimos de Graderío Sur, que jalonaron al persa.

Tras el pitido final, los acordes del Riau-Riau trataron de poner sintonía a la permanencia y animar a una grada que se fue despoblando en los últimos minutos y que pasó un frío glacial. Quizás echó en falta la emoción de pasadas campañas, pero seguro que algún corazón agradecerá el desahogo de la presente.

Camacho: «La permanencia se ha conseguido con bastante tranquilidad»

Quizás no comparta la misma opinión la hinchada rojilla, pero su técnico, José Antonio Camacho, consideró que Osasuna había alcanzado el objetivo de la salvación «con bastante tranquilidad». De hecho, el de Cieza dejó caer que los suyos podían haber peleado por superiores metas a lo largo de la presente temporada, pero ello no fue posible.

«En determinados momentos estuvimos a un paso de enchufarnos para pelear por algo mayor, pero hemos perdido puntos interesantes y al final se ha conseguido el objetivo de la permanencia», apuntó el preparador murciano.

En cuanto al choque contra el Deportivo, Camacho destacó que frente a los gallegos la escuadra navarra supo jugar y guardar la ropa, a diferencia de lo sucedido en el Bernabéu. «Hoy (por ayer) no se nos podían escapar los puntos, por eso en la segunda parte no hemos arriesgado ni podíamos volvernos locos», apuntó.

El entrenador rojillo, que no quiso entrar al trapo sobre los gritos de una parte de la grada pidiendo su marcha -«yo, de política no hablo»-, tampoco concretó nada sobre su renovación: «Primero hablaremos con el presidente y luego buscaremos la solución».

Por su parte, Miguel Ángel Lotina, míster deportivista, afirmó que «habíamos preparado bien el partido, sinceramente», pero que sus pupilos habían dado muchas facilidades a Osasuna. N.M.

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