Ahora que durante estos días está tan de actualidad la cuestión de la memoria histórica, la recuperación de las víctimas de la represión franquista, la necesidad de la revisión de la Ley de Amnistía de 1977, el cuestionamiento mismo de la esencia democrática de la transición...

Ahora, cuando en esta controversia política y mediática no hace sino aflorar aquello que el escritor José Manuel Caballero Bonald expresa mencionando que «el franquismo está sobrevolando todavía en nuestra historia de hoy. Todo esto es una consecuencia más de ese franquismo que la transición mantuvo vivo».

Ahora es cuando deberíamos pararnos a reflexionar unos instantes y preguntarnos: ¿Qué podemos sacar en claro con esta polémica? ¿Qué se esconde detrás de esta controversia política? Sin ningún género de dudas, las respuestas, las reflexiones, las explicaciones... aflorarían por doquier. Pero de lo que no me cabe duda es de que todas ellas nos conducirían a un común denominador como es que no se haya realizado un «Nuremberg al franquismo constitucional».

Franquismo constitucional español que, si nos remontamos al apartado del terrorismo estatal, de la violencia parapolicial, de la guerra sucia... vemos cómo el próximo 11 de junio se van a cumplir 30 años de la desaparición de Naparra, caso éste que junto con el de Pertur enlaza desgraciadamente en muchos sentidos con el más reciente de Jon Anza.

Franquismo constitucional español que, si nos introducimos en la existencia de tribunales especiales, juicios sumarísimos..., vemos que este próximo mes de diciembre se van a cumplir 40 años del Proceso de Burgos. Proceso que supuso un hito en la historia de nuestro pueblo, pero desde entonces hemos padecido otros. Ahí están el 18/98, Haika-Jarrai-Segi, el 33/01 de Askatasuna-Gestoras... y los que están en lista de espera: Udalbiltza, Batasuna, etc. Una evidencia más de que el franquismo nos sobrevuela.

Franquismo constitucional español cuya expresión más cruda y sangrante son los 30 años de cárcel que próximamente va a cumplir el zornotzarra Sagardui Moja Gatza, y que pone al descubierto las carencias y las vergüenzas de una transición política que en ningún momento ha sido tal.

No puede finalizar este escrito sin hacer mención a otra fecha referencial en la historia de nuestro pueblo, como es el 27 de setiembre. En el de este año se cumplen 35 años del fusilamiento de Txiki y Otaegi. Traer a colación la política del tirar a matar, de la emboscada de Pascua, no es más que reiterarnos en todo lo anterior.

Así pues, ahora que tanto las televisiones como los medios de comunicación escritos nos hablan de la memoria histórica, de la reparación a las víctimas, de esclarecimiento de hechos, de delimitación de responsabilidades... pensemos durante cinco minutos en todos aquellos hechos, aspectos... de la actividad política que han de ser juzgados, evidenciados, para que no vuelvan a ser realizados jamás.