El PSOE lleva un año mandando en la CAV y el PP mandando al PSE, y están tan contentos que casi ni se lo creen. Ayer, en «Periodista Digital», Cayetano González hacía balance de este periodo y le marcaba el paso a López.

Recordaba Cayetano que «López llegó hace doce meses al sillón de Ajuria-Enea tras haber quedado su partido, el PSE-EE, como segunda fuerza política detrás del PNV en las elecciones autonómicas». Se le olvidaba el nimio detalle de la ausencia forzada de otra importante fuerza política en las urnas. Un despiste, sin duda.

Para acotar bien el terreno, Cayetano ponía negro sobre blanco que Patxi López «en su investidura contó con el apoyo generoso, por desinteresado, del PP, que a cambio sólo obtuvo la Presidencia del Parlamento Vasco, puesto que ocupa, con bastante brillantez por cierto, Arantza Quiroga». Generoso dice... ¡si lo tiene sometido !

En opinión del periodista leonés que vivió muchos años en Gasteiz, «la llegada de un político constitucionalista a la Presidencia del Gobierno Vasco ha sido uno de los hechos políticos más relevantes. Tras treinta años de ininterrumpida hegemonía nacionalista, se hacía necesaria otra forma de gobernar en Euskadi. Y aunque un año es muy poco tiempo, se puede afirmar que algunas cosas ya han cambiado en este tiempo». Y va el tío y las recita: «Por ejemplo, López ha sido capaz de aparcar ese debate identitario que su predecesor en el cargo se había empecinado en alimentar a través del famoso `Plan Ibarretxe' y su intento de llevar a cabo un referéndum ilegal sobre el derecho de autodeterminación». Qué curiosa democracia es ésta en la que preguntar a la ciudadanía es ilegal, ¿verdad?

También le toca el turno a Ares: «Asimismo, se propuso desde el primer momento acabar con los espacios de impunidad que en las calles y plazas del País Vasco se habían tolerado por parte de los gobiernos nacionalistas anteriores al mundo que rodea a ETA. Para ello era importante poner a trabajar a un instrumento que nació con el autogobierno vasco y que no es otro que la Ertzantza». Muy curiosa la democracia en la que querían encarcelar a una alcaldesa por decir «Maite zaituztegu!» Una birria, ¡sí señora!