Aunque no conviene dejar a un lado al realizador afroamericano F. Gary Gray, responsable de un thriller de acción tan profesional como «Negociador», el verdadero potencial de «Un ciudadano ejemplar», para mal y para bien, están en el guión escrito por Kurt Wimmer. Para muchos es un cineasta de culto, al que en su momento se comparó con los Wachowski, me refieró a cuando realizó la futurista «Equilibrium».

El argumento de «Un ciudadano ejemplar» es deliberadamente disparatado, y de ahí que provoque tantas filias como fobias. Empieza siendo el consabido padre de familia que clama venganza, tras el asesinato de su familia al completo por unos ladrones a domicilio. Pero, no se conforma con eliminar a los culpables directos, sino que, una vez encarcelado en prisión, se ensaña con todos cuantos hayan podido estar de una manera u otra implicados en un caso judicial lleno de irregularidades.

En la primera parte, Gerard Butler no tiene problemas para imitar a Charles «cara de piedra» Bronson pero, cuando tiene que transformase en un sicópata aterrador, no da la talla interpretativa del Anthony Hopkins de «El silencio de los corderos», con lo que en ese segundo tramo de la película lo inverosímil de la historia acaba quedando más al descubierto, perjudicando a un cruce de géneros en principio original y llamativo.